Saturday, December 27, 2008

FESTIVIDAD DE LOS SANTOS INOCENTES

28 DE DICIEMBRE 2008

Queridos Hermanos:

La maldad de este mundo busca destruir a Dios y la gracia que Este nos trae, y es muy perseverante en el logro de ese objetivo.

Nadie puede dañar a Dios, ni Herodes, ni el mundo, ni los demonios. Todo el mal que Cristo sufrió fue por voluntad propia. Además de haberlo sufrido de manera voluntaria no se le pudo dañar toda vez que es Dios. Así vemos que Herodes no pudo dañar al niño Jesucristo, porque Dios no deseaba su sacrificio, no todavía.

Sin embargo, nosotros por otro lado, no podemos garantizar este privilegio. Estamos sujetos a todos los ataques de nuestras pasiones, al demonio y al mundo. Nos atacan y quieres matar a Jesucristo en nosotros, haciendo en muchas ocasiones gran daño a nuestros cuerpos y de paso a nuestra alma.

Podemos visualizar el gran masacre de Santos Inocentes en Belén e imaginarnos los llantos y lamentos de quienes no podían ser consolados. Se sentían impotentes ante los ataques de Herodes. Al no poder hacer daño a Dios, Herodes tomo todo su coraje en contra de todos los demás. Lo mismo sucede con los demonios en sus ataques en contra de nuestra persona. Al no poder con Dios se vuelven más violentos contra nosotros.

Sin embargo, existe una ironía en sus ataques, toda vez que no pueden dañarnos si Dios no lo permite. Y Dios como nos ama tanto y sólo busca nuestro bienestar, sólo les permitirá hacer algo que dará como resultado en bien mucho mayor, para nosotros.

Debemos también notar que sólo podemos ser atacados por el mundo exterior. El mundo los demonios y nuestras propias pasiones no pueden dañarnos a menos que nosotros así lo permitamos. Pueden golpear nuestro cuerpo pero no pueden tocar nuestra alma. Los únicos que podemos dañar nuestra alma somos nosotros mismos.

No importa que tan furiosos estén sus ataques, no son otros cosa más que aire caliente. Son cobardes y tiemblan ante quienes ponen la más mínima resistencia a sus consejos. Los demonios no nos pueden arrojar al infierno. Quienes van al infierno ha caído ahí de manera voluntaria. Han decidido escuchar los consejos de sus pasiones, el demonio y el mundo. Sólo están en el infierno los que han cometido pecado mortal y una de las condiciones para cometer este pecado es que debe ser libremente aceptado. Por lo tanto sólo los que así lo deciden cometen este pecado.

Consecuentemente van al infierno. Han decidido imitar a su líder Lucifer y de manera voluntaria y sabedora de sus actos rechazar la gracia y amor de Dios.

Las almas de los Santos Inocentes son prueba de esto. Sus almas eran inocentes ante los ojos de Dios. Aunque hayan sido concebidos en Pecado original, fueron purificados por su sufrimiento voluntario de sus cuerpos por el amor de Dios (bautismo de sangre). Estas creaturas por el simple deseo de su voluntad desafiaron a Herodes y los demonios. Por muy débiles que hayan sido en sus cuerpos mostraban una voluntad resistente y fuerte.

Todo ser humano, incluyendo el que ha sido concebido en este instante, tiene libre albedrio y sin importar que ataques se hagan en su contra, nada puede tocar su alma a menos que él mismo, lo permita.

Porque celebramos a estos santos inocentes como santos, Dios por medio de Su Iglesia nos muestra que toda alma tiene una oportunidad mas. Vemos la facilidad de los ataques en contra de nuestra alma. El hecho simple de la voluntad de amar y escoger a Dios antes que todo lo demás es suficiente para salvarnos.

Si amamos a Dios no tenemos nada que temer efecto contrario es si fallamos en este amor, sin embargo nuestro mayor temor debe ser de nosotros mismos. Porque somos nosotros que hacemos el más grande, no el único, mal a la vida eterna de nuestra alma

La gracia de Dios siempre esta esperándonos y el alma siempre tiene una oportunidad más. La pregunta es que vamos a decidir cuando estemos ante el último suspiro antes de dejar este mundo. Este simple hecho sellará toda nuestra eternidad.

Es realmente tonto quien planea decidir en el último momento, su conversión. Quienes viven en pecado morirán en el, es lo más probable.

Regocijémonos con los santos Inocentes en su victoria. Y hagamos buen uso del tiempo que nos queda para fortalecer nuestro amor por Dios y Su gracia. Sólo podemos hacer esto por los medios que El nos ha dado: Los sacramentos y Su Iglesia. La prueba de nuestro amor es cuando hacemos buen uso de los medios de recepción de la gracia que Él nos da. El rechazo, la negligencia o abuso de estos medios de recepción de la gracia es una decisión de odio en contra de Dios que nos conduce a la condenación eterna de nuestra alma.