Saturday, April 24, 2010

FESTIVIDAD DE SAN MARCOS, EVANGELISTA

25 de abril de 2010

Queridos Hermanos:

El evangelio de hoy nos muestra a Jesucristo enviando a los 72 discípulos. Las instrucciones que les da a estos, son útiles y educativos para todos nosotros.

Podemos apreciar que desde ese entonces, Dios Nuestro Señor ha establecido una jerarquía en la Iglesia. Así como Moisés estableció un hombre como cabeza sobre cada una de las doce tribus y confió seis jueces sobre cada autoridad de estas; así nuestro Señor Jesucristo estableció 12 apóstoles y a seis discípulos baja cada uno de estos. Siempre ha existido dentro de la Iglesia esta línea de mando y continuará hasta el final de los tiempos.

Una vez más vemos que, la mies a la verdad es mucha, mas los trabajadores son pocos.

Todo parece indicar que en nuestros días debemos orar no sólo por los trabajadores sino por la mies misma, al ser corrompida y encontrarse desesperadamente en la necesidad de la gracia santificante.

¿Cómo pueden recibir esta gracia, si no hay quien predique? Y ¿cómo puede alguien predicar si no ha sido enviado, (autorizado)?.

Deben existir los obispos, enviados para nuestro bien por Dios Nuestro Señor y que estos autoricen a otros, en su sucesión.

Estos ministros de Dios son enviados al mundo como corderos en medio de lobos. Lobos que, no escucharán a los corderos, ni buscarán imitarlos para convertir sus viciados corazones en humilde, dócil y amoroso; más bien por el contrario, estos lobos harán todo lo posible para convertir a estos corderos en sus imitadores hasta lograr destruirlos.

Luego entonces, ¿Qué deben hacer los corderos (discípulos) de Jesucristo, para protegerse en esta misión tan peligrosa? Deben permanecer distantes a las asechanzas de este mundo. “No llevéis bolsillo ni alforja, ni zapatos, ni os paréis a saludar a nadie por el camino”.

Se dice que el dinero es el origen de todos los males, sin embargo, el dinero no es el problema, sino el amor a este o el deseo desordenado por poseerlo. Luego entonces, los discípulos de Jesucristo deben alejarse de este peligro.

Este pasaje bíblico es lo que inspiró el voto de pobreza dentro de las comunidades religiosas, especialmente la Orden Franciscana. De la misma manera fueron enviados estos discípulos, sin sandalias, sin preocuparse por el cuidado de su cuerpo, (sobre lo que tendrían de vestir). Deben estar llenos de un celo y amor ardiente que, olvidándose de sí mismos se preocuparan por los demás.

Su primer mensaje debe ser de paz. Son portadores de la paz de Dios al mundo.

Jesucristo mismo los instruye diciendo: “al entrar en cualquier casa, decid ante todas las cosas, la paz sea en esta casa”.

Qué hermosa vocación, la de llevar la paz de Dios al mundo entero, Pero al mismo tiempo que difícil, constante amenazada y peligrosa.

No existe mayor gozo que reconciliar el alma pecadora a la unión con Dios. Los discípulos de Jesucristo curan el alma enferma del hombre, por medio de la absolución, alimentándola con el Santísimo Sacramento y la palabra de Dios. En gratitud por recibir esta gracia maravillosa, libre y voluntariamente reciben el cuidado de los discípulos que olvidándose a sí mismos, los aman por el amor de Dios.

Jesucristo Nuestro Señor manda a sus discípulos aceptar la hospitalidad de sus discípulos, comiendo lo que les sea puesto sobre la mesa. Haciendo notar que no deben exigir nada en especial ni ser u ocasionar cargas sobre quienes deben ayudar.

Aceptar lo que les pongan sobre la mesa, recordando permanecer siempre, espiritualmente alejados de ello.

Sin embargo, en muchas ocasiones, los discípulos de Jesucristo, llevan la paz de Dios a las almas, sólo para ver como son rechazados y golpeados en la cara con esta.

Son ridiculizados y expulsados, cuando deberían ser bien recibidos.

Si continuáramos leyendo el pasaje de san Lucas, aprenderíamos cual es la actitud que deben tomar estos discípulos. Se les señala continuar con su camino y sacudirse el polvo de tales lugares. Esto será un testimonio en su contra por haber rechazado a los emisarios de Dios. Los discípulos, no deben llevarse nada de ese lugar, de forma que tales almas miserables no tendrán excusa aceptable cuando sean presentados ante el Justo Juez. Su castigo será más severo que el castigo recibido por las ciudades de que hace mención el Antiguo Testamento, por haberse puesto en contra y rechazar, no sólo a los discípulos de Jesucristo, su mensaje y Su gracia, pero sobre todo por haber rechaza a Dios.

Al honrar a san Marcos, el día de hoy, hagámoslo escuchando y aceptando la paz y gracia que Jesucristo nos ofrece. Seamos agradecidos con quienes han recibido y voluntariamente aceptado este llamado, olvidándose de sí mismos para compartir con nosotros a Dios mismo.

De igual manera pidamos incesantemente a Dios por nuestros pastores que nos han traído Su gracia, para que permanezcan libres de las complicaciones y cuidados de este mundo para que perseveren como verdaderos apóstoles y discípulos de Jesucristo.

Que así sea.

Saturday, April 17, 2010

DOMINGO 2do. DESPUÉS DE PASCUA

18 DE ABRIL DE 2010

Queridos Hermanos:

Al considerar el pasaje del Buen Pastor en el Evangelio de Hoy, recordamos el llamado de Dios, a todos, a unirnos a la única y verdadera fe, la Iglesia Católica. Nuestro corazón se regocija al pensar en la bondad de Dios hacia nosotros al admitirnos en el Cuerpo Místico de Jesucristo – La Iglesia Católica. Pero al mismo tiempo, nuestra mirada se dirige hacia los que son excluidos de este cuerpo, y buscamos y hacemos oración por ellos, para que regresen a la verdadera fe y dejen de vagar de un lado a otro.

Quienes no son bautizados están fuera de este Cuerpo Místico luego entonces no reciben la gracia santificante, serán condenados a menos que ingresen al rebaño del Buen Pastor, en la verdadera Iglesia. La gran cantidad de paganos, judíos y musulmanes alejados de la fe verdadera causan un gran dolor en quienes tienen un verdadero amor por Dios. Sin embargo, lo que es tal vez peor, considerar la gran cantidad de “cristianos” que retardan y hacen a un lado el bautismo de sus hijos.

Muchos argumentan que quieren que sus hijos tomen esta decisión por sí mismos.

Tales “padres” no merecen tal nombre, toda vez que no muestran interés ni amor por la salud del alma inmortal de sus hijos. Niegan a sus hijos los privilegios de la gracia y beneficios que acompaña la unión con Jesucristo. Por eso, una vez que están sujetos, bajo el control del demonio y la influencia mundana, les permitirán tomar sus propias decisiones. Deberíamos consultar de manera lógica a estos “padres”, ¿por qué no preguntaron a sus hijos antes de traerlos a este mundo?

¿Por qué no se les permitió a estos hijos, que tomaran, esta decisión ellos mismos?

¿Cuántas otras decisiones han tomado por sus hijos estos “padres”, sin importarles en absoluto el futuro, la voluntad y dese de sus hijos?

No bautizar a los hijos no es otra cosa más que enrolarlos en el cuerpo del demonio y asegurarles su condenación eterna en el infierno.

Sin embargo, reflexionemos, ¿Cuántos “padres” tendrán que responder por el alma de aquellos hijos que no se les permitió ni siquiera nacer, mucho menos ingresar al rebaño de Jesucristo?

¿Cuántos abortos?

¿Cuántas concepciones inmoralmente evitadas?

¿Cuántos han escogido sus deseos perversos en lugar de la Voluntad de Dios?

Esta es la lamentable situación de muchos Modernistas que han negado el pecado y la necesidad del bautismo o la penitencia.

Los modernistas, particularmente los del Nuevo Orden, hacen a todos y sin ningún esfuerzo, miembros del rebaño de Jesucristo. Niegan la implementación de la palabra de Jesucristo. Imaginan haber escuchado la voz del Pastor e ingresan a Su rebaño sin ningún cambio en su vida. Permanecen e incrementan su vida pecaminosa y se consideran a pesar de todo sanos en el amparo de la Iglesia. Tal vez han oído, pero no han escuchado ni seguido. Lamentablemente muchos han mutilado las ceremonias del bautismo al punto de que no existe ninguna evidencia de que su intención sea borrar los pecados, o hacer lo que la Iglesia desea. Para muchos, el bautismo es un cierto tipo de iniciación, razón por lo cual concluimos, que no es tan importante para ellos.

Sin embargo, lo lamentable, no termina aquí. Hay muchos que recibieron la verdadera fe y fueron en cierto momento miembros del rebaño de Cristo, sólo para ser excluidos.

Los Herejes de manera obstinada niegan una o más doctrinas de la Iglesia, luego entonces niegan las enseñanzas de Jesucristo a través de Su Iglesia. Negar a la Iglesia es negar a Jesucristo que es Su cabeza. Estas pobres almas ciegas por su amor propio y vanidad, han decidido no escuchar la voz de Jesucristo para morir fuera del rebaño; condenados por toda la eternidad y ser separados de Jesucristo. Parece dolorosamente absurdo que la gente inteligente, haría todo lo contrario, obstinadamente sujetarse a su voluntad pervertida, cuando les cuesta el más mínimo esfuerzo, negarse a sí mismos para escuchar a Jesucristo y vivir.

Escuchar la voz del Buen Pastor es escuchar a la Iglesia Una, Santa, católica y Apostólica. Iglesia que se mantiene en orden con los sucesores de los apóstoles, los obispos, quienes enseñan, gobiernan y santifican en nombre de Jesucristo, cabeza del Cuerpo Místico. Por lo tanto quienes niegan que los sucesores de los apóstoles tengan el poder de enseñar, gobernar y santificar (como lo hacen muchos tradicionalistas) son herejes y por lo tanto están fuera del rebaño de Jesucristo.

Los cismáticos son peor que los herejes, porque se separan, ellos mismos, de Jesucristo no por algún conflicto doctrinal, sino por la falta de caridad. No aman a su prójimo, no rinden culto a Dios con otros católicos, y deciden su perdición eterna en lugar de resistir a sus celos, envidia y odio por los demás católicos.

Debemos también considerar a los que han sido excomulgados de la Iglesia. Estos han lamentablemente caído en algún crimen tan grande que la Iglesia se ha visto en la necesidad dolorosa de ser expulsados, para evitar que corrompan y hagan más daño a los demás miembros de este preciado rebaño.

Saturday, April 10, 2010

DOMINGO “IN ALBIS” PRIMERO DE PASCUA

11 DE ABRIL DE 2010

Queridos Hermanos:

Consideremos, particularmente el día de hoy, la virtud de la fe.

Nuestro señor Jesucristo le dice a santo Tomás que, son bienaventurados quienes no vieron y creyeron. Es aquí donde nos ha colocado la Providencia Divina. Debemos creer sin ver.

Cuando consideramos nuestra vida con la de los santos que nos han precedido, frecuentemente sentimos que de alguna manera hemos sido señalados o tal vez un poco menos merecedores de la gracia y bendiciones de Dios, como lo fueron ellos.

Nos imaginamos que, nuestra fe sería más fuerte, si pudiéramos ve y tocar a Nuestro Señor Jesucristo como lo hizo santo Tomás o si tan sólo se nos manifestara en alguna otra manera, eso bastaría para ser mejores católicos. Es como si pensáramos que Dios se ha cansado con el pasar del tiempo o que no está tan seguro de ayudarnos o peor aún que no sea capaz de hacer por nosotros lo que hizo con los demás.

Todo esto es un pensamiento blasfemo que debe ser rechazado inmediatamente como pensamiento diabólico que es.

Dios es todo poderoso, todo bondad y todo amor, todo lo que hace es para nuestro bien y mejor para nosotros.

Luego entonces, se preguntarán ¿Por qué hay tan pocos milagros en nuestros días?

La respuesta tal vez sea lo que nos dice Nuestro Señor Jesucristo: “La generación mala y adúltera busca una señal, pero no le será dada mas señal que la de Jonás, el profeta”. Porque, como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.

Esta es la única señal que se le da a una generación malvada y adúltera.

¿Tendremos más milagros maravillosos y simbólicos?

La respuesta es fácil. Debemos hacer a un lado nuestra vida pecaminosa de lo contrario la única señal que obtendremos será la de nuestra propia condenación y miseria.

El hecho histórico de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo debe ser gracia suficiente para la transformación de nuestra fe y forma de vida, sin embargo, frecuentemente no sucede esto, sino más bien termina convirtiéndose en evidencia que nos condene al fuego eterno del infierno.

Para quienes tienen verdadera fe, es decir, quienes no sólo la profesan con sus labios, sino que la ponen en práctica; este acontecimiento histórico es suficiente para recibir la gracia en la vida diaria.

Tal vez estamos forzados a vivir en un mundo malvado y adúltero más no somos condenados a ser uno con este. Por el contrario somos llamados a superarnos y unirnos a Jesucristo y Su Iglesia. Si cooperamos con la gracia que se nos ha dado ya, encontraremos la fuerza y el valor para seguir a Nuestro Señor Jesucristo y fortalecer nuestra fe.

Finalmente, si continuamos en recibir y cooperar con la gracia de Dios, llegará el momento en que no necesitaremos de las señales y maravillas, para creer.

Como ejemplo de esto es el haber obtenido una fe verdadera y fortalecida en la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, ya no necesitamos de milagros ni manifestaciones externas para probar Su existencia.

En cierta ocasión, nuestro señor Jesucristo manifestó Su presencia en la Sagrada Eucaristía y el Sacerdote y los fieles pidieron al obispo acudiera a ver lo sucedido. El obispo, no acudió y agregó que este milagro era para los que dudaban.

El cree y no tiene dudas al respecto, por lo tanto no necesitaba ir a presenciar lo que ya sabe.

Esta es la fe que debemos desarrollar nosotros para poder contarnos en el número de los que les dice Nuestro Señor Jesucristo. “bienaventurados los que creen sin haber visto”. Tal fe descansa en la palabra de Dios. Creemos todas las verdades que la Santa Iglesia Católica enseña porque Dios lo ha revelado y no puede engañar ni ser engañado.

Hagamos nuestra esta lección tan importante que Nuestro Señor Jesucristo nos enseña a través de Santo Tomás. Evitemos los pecados de la generación malvada y adúltera, alejémonos de los pecados de este mundo.

Si en esta pureza e inocencia, Dios considera, no manifestársenos directamente, para nuestro beneficio, pidamos la intercesión de santo Tomás, para desarrollar una fe inalterable y fuerte para poder ser contados en el número de los elegidos, a quienes llama Nuestro Señor Bienaventurados.

Así sea.

Saturday, April 3, 2010

DOMINGO D RESURRECCIÒN

4 DE ABRIL DE 2010

Queridos Hermanos:

Jesucristo es Dios y con el mismo poder que regresó de la muerte a la vida al joven de Naim, la hija de Jairo y Lázaro, Jesucristo resucita de la muerte.

Jesús expresó y predijo esta verdad cuando dijo: “Destruyan este templo y yo lo reconstruiré en tres días” (San Juan 2:19) y de manera más clara dice: “Yo doy mi vida para volverla a tener, nadie me la quita sino que yo la doy y tengo el poder para hacerlo de nuevo” (San Juan 10; 17,18)

Vemos claramente que Jesucristo es Dios y Hombre. Sólo el hombre puede morir y sólo Dios puede dar vida donde previamente existía.

En el último día, todos vamos a resucitar de la muerte, no por poder propio sino por el poder de Dios todo poderoso. Los buenos tendrán una gloriosa resurrección, mientras que los pecadores, unirán su cuerpo en el fuego eterno del infierno.

San Pablo nos dice que nos levantaremos con un cuerpo glorificado como nuestro Señor. ”Nuestro señor Jesucristo reformará nuestro cuerpo de nuestra miseria y le hará como el cuerpo de Su gloria” (Phil. 3:21).

Tomaremos una brillantes como la de Jesucristo en el monte Tabor “Su cara brillaba como el sol y su vestimenta como la nieve” (San Mateo 17:2). Esta transformación fue pasajera, en el monte Tabor, pero fue permanente después de la Resurrección. Los buenos tomarán igualmente ésta brillantes, permanente, después de la resurrección de la muerte.

Después de la Resurrección, los buenos, seremos incapaces del sufrimiento y muerte. Jesucristo como hombre, sufrió realmente todo lo que nosotros sufrimos, hambre, sed, calor, frio y la muerte.

Después de su resurrección, ya no sufrió ninguna de estas cosas y ya no puede morir “Sabemos que Jesucristo resucitado de la muerte ya no morirá, la muerte ya no tiene poder sobre El” (ROM 6:9)

Cristo manifiesta en Su cuerpo glorificado la agilidad, no restringido al tiempo ni al espacio, poseía además la capacidad de poder pasar con su cuerpo físico como los espíritus. Todas estas propiedades las tendremos nosotros, aunque en menor grado, después de nuestra gloriosa resurrección.

Considerando este glorioso destino de nuestros cuerpos, debemos estar motivados a mantenerlos tanto nuestros cuerpos como nuestros sentidos, puros e incólumes. Debemos mantenerlos con honor empleándolos sólo al servicio de Dios.

Jesucristo conservo las marcas de las heridas en Su cuerpo, aún después de la resurrección para dar fe y que no existiera la duda que El es real y verdaderamente el mismo antes y después de Su resurrección. Estas heridas son pruebas de nuestra redención y de que a partir de ese momento ha sido abierto el cielo para nosotros.

La mirada de estas heridas mueve a Dios a compasión por nosotros.

De la misma manera que el arcoíris es un recordatorio de la promesa de Dios a la humanidad que no habría de eliminarla por un diluvio; así lo son las heridas de
Jesucristo, recordatorio de la misericordia de Dios para nosotros.

El día del juicio final estas heridas serán visibles a todos. Serán un consuelo para los justos y condenación y terror para los pecadores.

Renovemos el día de hoy nuestra firme resolución de llevar una vida buena piadosa y católica, para que las heridas de Jesucristo no sean el día del juicio, objeto de terror y consternación, sino fuente de consolación y gozo.

Si hemos previamente profanado nuestra conciencia con los diferentes pecados, limpiémosla con una buena confesión. Sujetemos nuestras pasiones y removamos todo lo que ofende a Dios.

Seamos fervorosos en la oración y practiquemos hasta donde nos sean posibles, las virtudes cristianas. Debemos seguir a Jesucristo caminando constantemente en la senda de la justicia para que algún día podamos salir de la tumba, con un cuerpo glorificado y obtener en el cielo la corona eterna de la victoria sobre la muerte, el mundo y el infierno

Así sea.