Saturday, March 30, 2013

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

31 DE MARZO DEL 2013

Queridos Hermanos:

Nuevamente nos quedamos sin palabras al contemplar la grandeza de los dones (gracias) que Dios nos da. Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre ha sufrido y muerto por nosotros para que logremos vivir. Ha resucitado para que nosotros hagamos lo mismo.
Desde la muerte de nuestro Padre Adán fuimos condenados a una doble muerte – muerte en pecado y muerte en cuerpo. Se le dijo que perecería al comer del fruto prohibido. Comió pero siguió viviendo en cuerpo.

Algo murió en él, La Gracia Santificante.


Con frecuencia hablamos del pecado como la muerte del alma, pero técnicamente hablando, el alma no puede morir. El alma vive por siempre en el Cielo o en el Infierno. La muerte del alma se refiere a la separación de esta con Dios y Su Gracia, de manera muy similar a la muerte física, la separación del cuerpo del alma. Por lo que podemos decir que la muerte espiritual es la separación de Dios y su gracia, del alma.

Así como el alma da vida al cuerpo, así Dios da vida al alma. Esta separación en cualquiera de los dos casos, llamamos muerte. El alma que continua por siempre sin Dios sufre de manera descomunal por estar siempre con la falta de lo único que puede satisfacerla, hacerla feliz y darle paz.
Todos tenemos que morir esta doble muerte. Somos concebidos en el pecado, por lo tanto muertos y debemos morir físicamente, la separación de nuestro cuerpo con nuestra alma.
Cristo ha muerto de una vez por todas por nosotros para que logremos ser restaurados a la vida. Ha resucitado de la muerte para que también nosotros resucitemos de la muerte del alma y del cuerpo.

En los Sacramentos Jesucristo nos ha dado todo lo que necesitamos para permanecer en vida. Preservarla y restaurarla, si hemos tenido la desgracia de perderla nuevamente. Todos esos dones maravillosos los tenemos disponibles al regocijarnos ante la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo: hay una sola fe, un solo bautizo y un solo Señor. Etcétera.

Celebramos la Resurrección física de nuestro Señor Jesucristo, así como lo que esto significa espiritualmente, para nosotros. “La Resurrección de nuestra alma del pecado”.

Con Su sufrimiento y muerte, Jesucristo ha merecido para nosotros el Don de la Gracia Santificante y nos ha dado la oportunidad de levantarnos con ÉL, espiritualmente de la muerte del pecado a la vida de la gracia. No olvidemos que al final de los tiempos nuestro cuerpo resucitará de la muerte para unirse con nuestra alma para siempre.

Conociendo que Jesucristo ha merecido estos dones tremendos (especialmente la vida espiritual), para nosotros, no aplica todavía estos dones para nosotros de manera individual. Algo más se necesita de nuestra parte.

Los protestantes y otros herejes, quieren hacernos pensar que todo lo que necesitamos hacer es creer. Esto es una interpretación aterradora. Es verdad si entendemos “creer” incluir aceptación y consentimiento con todo lo que Cristo nos ha mandado.

Sin embargo, es absolutamente falso, si quienes que creemos decimos que no se requiere ninguna participación activa de nuestra parte. Jesucristo lo ha dejado muy en claro, varias veces, sobre lo que debemos hacer, cuáles y ciertas cosas. Algunos ejemplos serán suficientes para ver y entender lo que decimos:

“Quien crea y sea bautizado, se salvará! (el bautizo es necesario); “A menos que comas la carne del Hijo del hombre y bebas Su sangre, no tendrás vida en ti” (La recepción de la Sagrada Eucaristía es necesaria); “toma tu cruz todos los días y ven sígueme” etc., etc.

San Pablo, de igual forma nos dice que está obligado a predicar a Cristo crucificado: “pobre de mí si no predico”; santo Santiago nos dice que si no tenemos la caridad y obras de Cristo, nuestra fe está muerta. “La fe sin obras está muerta”.
Mientras que es tiempo de regocijo en esta celebración anual de estos dones maravillosos que Jesús ha proporcionado y nos ha dado, es también, tiempo de recordaros a nosotros mismos que debemos hacer lo que está de nuestra parte.

Es tiempo también de examinarnos a nosotros mismos para ver si estamos haciendo lo que nos corresponde para completar esta obra de Cristo, en nuestra propia alma. ¿Estamos llevando en nosotros lo que falta?, ¿Nos hemos despojado del hombre viejo (pecados confesados y absueltos por el Sacramento de la Penitencia) y revestidos del hombre nuevo (La vida de Jesús que recibimos en la Sagrada Eucaristía)?

Si la vida resucitada de Jesús no está en nosotros, sino más bien en otro lugar fuera de nosotros, no podemos celebrar ni haber verdadero regocijo en nuestro corazón, el día de hoy.

Estemos resueltos a obtener esta alegría y si la hemos recibido en esta Cuaresma, busquemos nunca perderla ni permitir que se aparte de nosotros.

Vivamos a partir de hoy, por siempre en la única vida, de nuestro Señor Jesucristo Resucitado.

Así sea.


Saturday, March 23, 2013

DOMINGO DE RAMOS

24 DE MARZO DE 2013

Queridos Hermanos:

El día de hoy debemos considerar la interpretación mística del significado del uso de la borrica, atada, y su borrico.
Algunos Padres de la Iglesia refieren que estos animales representan para nosotros las diferentes naciones. El asno que está acostumbrado al trabajo rudo, representa a la nación de Israel. Su pollino que, todavía no ha sido usado para cargar, que es aún salvaje y desenfrenado, representa a la nación de los gentiles.

Los Israelitas han sido dominados por la Ley de Moisés y liberado por esta, para que pudieran estar preparados para recibir a Nuestro Señor, sin embargo, no lo hicieron así. Fueron estos los primeros en rechazar a Jesucristo, quien se les manifestó antes que a cualquier otra nación. Los invitados en segundo término, suplantaron a los primeros. Jesucristo cabalgó sobre el pollino que jamás había sido montado, y al que seguía de manera natural la borrica.

La nación gentil cargó a nuestro Señor y deja que los sigan los Israelitas.

Vemos el poder de Dios cuando son enviados los apóstoles a traer los animales. Los propietarios, estaban dispuestos, como lo había señalado Jesucristo, a prestar los animales, a las simples palabras de que, el Señor los necesitaba. Situación de verdad inusual.
Los propietarios de objetos de este mundo, normalmente no permiten que les pidan sus propiedades, como lo hicieron con los dueños los animales en mención. Dios fue capaz de inspirar en estos hombres a de manera libre y voluntaria prestar los animales.

Podemos comparar esta situación, con que alguien acuda a solicitar llevarse tu auto, y cuando le preguntes porque se lo llevan, te respondan que el Señor lo necesita, y les permites, por esa razón, llevárselo.

Dios puede y de hecho cambia a los hombres para que cumplan Su voluntad. Es, esto de antemano, la manifestación del poder de Dios, de disponer y predecir del hombre según le place. Con frecuencia nos inspira a separarnos de las cosas de este mundo, pero lamentablemente con frecuencia rechazamos estas inspiraciones e impedimos que las cosas sean para los propósitos Divinos. Al atarnos a estas cosas materiales nos privamos nosotros mismos de grandes recompensas.

Debemos estar ciertos de que el hombre que permitió se llevarán sus animales al servicio de Dios, está ahora recibiendo el gozo de la buena acción que realizó y permitió que sucedieran tales acontecimientos.

Si Dios es capaz de inspirar estas cosas a los hombres, podríamos cuestionarnos el ¿por qué no motivó a los Israelitas para amarlo en lugar de permitirles exigir Su muerte? Dios puede y de hecho mueve los corazones de los hombres, mientras que al mismo tiempo reconoce y considera su libre albedrio. Cuando el hombre se opone a la voluntad Divina, Dios es capaz de sacar algo bueno de esta voluntad malvada.

Los demonios inspiraron en los hombres el odio contra Jesucristo y forzar Su crucifixión, sin darse cuenta que lo que realmente hicieron fue ayudar en la llegada de la redención del mundo. Por lo que podemos darnos cuenta que los espíritus malignos asisten y traen lo bueno muy a pesar de ellos mismos.

Los demonios y todos sus seguidores rechazan y buscan la destrucción de Dios y sus seguidores, sin darse cuenta que a los únicos que dañan y destruyen es a ellos mismos.

Finalmente, Dios está en el Cielo y encargado de todo lo que sucede y no hay nadie que lo impida; ni todos los demonios juntos en el infierno pueden evitarlo. La voluntad de Dios se debe cumplir. Quienes se oponen a este, serán forzados a ajustarse en contra de su voluntad perversa, y sólo traerán consigo la destrucción y muerte. Nada cambiará ni dañará la voluntad de Dios. Los de voluntad malvada sólo se dañan a sí mismos, causándose grandes miserias.

Mientras entraba Jesucristo a Jerusalén sobre estas bestias de carga, muchos se conformaron a esta voluntad de manera voluntaria o involuntaria, como la asna y su pollino. Este permite de manera voluntaria que Jesucristo cabalgue sobre su lomo, mientras que la borrica sólo los sigue. Uno se ajusta a la voluntad de Dios de manera directa mientas que el otro lo hace de manera indirecta.
Los israelitas siguen a los gentiles en el ámbito espiritual, pero sólo por razones materiales. Estos dos tipos de personas los seguimos encontrando en el mundo de hoy. Quienes de manera voluntaria buscan hacer la voluntad de Dios y quienes terminan siguiéndola, no por motivos espirituales sino por intereses mundanos.

Unos serán recompensados eternamente, los otros, serán parte de que la voluntad de Dios se cumpla, y muy a pesar de su querer serán castigados en el infierno.

Al ir cargando nuestras palmas benditas, el día de hoy, consideremos cual de las dos categorías representamos. Nos encontramos entre los que rechazan a Dios y en contra de nuestra propia voluntad estamos forzados a hacer Su voluntad, o somos los que de manera voluntaria buscamos hacer Su voluntad.

Que esta Semana Santa nos encuentre recibiendo a Jesucristo en su entrada a Jerusalén, así como llorando nuestros pecados al pie de la Cruz. Que nos encuentre, de igual forma, orando por nuestros enemigos, como lo hizo Jesucristo sobre la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”

En su rebelión y odio, están involuntariamente cumpliendo la voluntad de Dios, pensando hacer la suya propia para encontrar la felicidad, cuando en realidad lo único que encontrarán es el sufrimiento por toda la eternidad.


Saturday, March 16, 2013

DOMINGO DE PASIÓN

17 de marzo del 2013

Queridos Hermanos:

EL conflicto eterno se nos presenta nuevamente en el Evangelio de Hoy. EL bien en contra del mal. Dios en contra de Satanás. Jesucristo enfrenta el instrumento del mal, que llaman luz a la oscuridad y oscuridad a la luz. Jesucristo les dice lo que son, pero no lo escuchan. Porque la maldad y el orgullo los ha dejado ciegos a la verdad.

Este mal es tan antiguo que precede al hombre mismo, se inicia con la rebeldía contara Dios, del demonio resultando expulsado del paraíso. Continúa con Adán y Eva seducidos y de igual manera revelarse contra Dios. Continúa ahora con la ceguera diabólica de los herejes y cismáticos del mundo de hoy.

Los Modernistas, Materialistas, Comunistas, Nuevo Ordo, Protestantes, Tradicionalistas etcétera, todos señalan a la Iglesia, Una, Santa y Católica acusándola de tener al demonio, cuando en realidad son ellos los que hacen las obras de este.

El “ecumenismo” de nuestros días, le da la bienvenida a todas las religiones siempre y cuando se frenen en condenar los errores de los demás. La Verdadera Iglesia no puede detenerse en condenar los errores, tal y como tampoco lo hizo Jesucristo. La Iglesia tiene el mandato de Dios de amonestar y condenar todas estas influencias diabólicas de igual manera, por caridad debe señalar estos errores que seducen las almas. Ve los errores que estos comenten y quiere salvarlos de sí mismos, es de la misma manera, por amor a sus hijos que habla y señala los errores para que los fieles no caigan en estas trampas seductoras del demonio.

No es una tarea placentera sin embargo es necesaria y vital. Es realmente imposible para la Iglesia, los obispos y sacerdotes, permanecer callados, en contra de los promotores del “ecumenismo”. Su idea de “ecumenismo” es en el que Dios y la Verdad son sacrificados en el altar del hombre. El respeto humano es lo que desean que ocupe el lugar del amor por Dios y la Verdad.

En estas religiones inspiradas diabólicamente, se habla desde la perspectiva puramente humanista y mas certeramente desde la perspectiva diabólica. Aunque proclamen servir y amar a Dios, es una mera ilusión ya que no aman la presencia física de Jesucristo en el mundo de hoy (La Iglesia Católica, el Cuerpo Místico de Jesucristo).

La condenación en su contra los hace pensar que la Iglesia es “intolerante” y falta de “caridad”. La Iglesia debe ser intolerante a todos los errores por ser Ella, guiada por el Espíritu Santo, quien es la Verdad misma. Y más allá de faltarle caridad, es todo lo contrario. Está llena de caridad y este amor por sus hijos la saturada de amor y celo, condenando cada error sin importar que tan insignificante parezca.

Debemos continuar en esta batalla, porque así se nos ordena y debemos hacerlo de igual forma por amor, además de que esta en nosotros obrando el Espíritu Santo. No es el hombre que habla por la Iglesia, sino Dios quien habla por medio del hombre.

Recordemos las palabras de nuestro Señor al decirles a Sus apóstoles que no se preocuparan por lo que habrán de decir, sino confiar en Dios quien nos dirá lo que debemos decir. No hay salvación en ninguna otra religión porque hay sólo un bautizo, un solo Señor, una sola Verdad y una sola Iglesia, para salvarse.

Las demás “religiones” mundanas, son inspiraciones del demonio, ya que tienen a este como guía y Padre. Mientras que la Iglesia Católica proclama a Dios verdadero.

Que el evangelio de este día nos inspire a nunca flaquear por temor o respeto humano, y proclamar la verdad condenando los errores de las falsas religiones, del mundo de hoy. Si nos avergonzamos de Dios y SU Iglesia y la negamos delante de los hombres; Jesucristo nos negara delante de Su Padre Celestial.

Con todo esto recordemos que somos humanos, que hemos pecado y que hemos tenido la desdicha de haber caído bajo la influencia del demonio. Debemos permanecer humildes y caritativos con los demás. Sin dispensar el pecado, los errores o maldad, sino más bien, resistiendo y rechazándolos dentro de nosotros mismos como con los otros.

El tiempo de cuaresma se nos ha dado para arrepentirnos y hacer penitencia, por nuestras transgresiones, para renunciar al demonio de una vez por todas y hacernos verdaderamente hijos de Dios antes que hijos del demonio.

Los días se hacen cortos y se nos van de las manos rápidamente. No debemos permitir caer ni vivir en la complacencia, sino más bien levantarnos de nuestro letargo y luchar contra el mal interior como el exterior, para levantarnos a luchar por la Verdad, la Iglesia y Dios.

Busquemos siempre luchar por la Verdad y al lado de Dios que es quien alimenta nuestra alma. Para lograr esto debemos contar con verdadera caridad (un amor total, completo por Dios y la Verdad). Esto lo logramos por medio de la oración y la penitencia, para no ser engañados por falsos maestros.

La oración y la penitencia la hacen con gran gozo, los hijos de la libertad. Seamos siempre generosos al dar todo por nuestro Señor, para ser dignamente llamados Hijos de Dios.

Que así sea

Saturday, March 9, 2013

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

10 DE MARZO DE 2013

Queridos Hermanos:

Jesucristo Nuestro Señor, es el punto de partida de la historia.

Leemos en la epístola a los Gálatas, como nos lo recuerda San Pablo, al señalar que hay dos tipos de hijos, o dos senderos diferentes. En el evangelio de hoy, vemos igualmente como de manera simbólica, Nuestro Señor Jesucristo, está enseñando lo mismo.
San Pablo habla del hijo de la esclava y del hijo de la mujer libre.

En el Antiguo Testamento eran esclavos de la ley y obedecían por temor servil y la coacción, mientras que en el Nuevo testamento ya se habla de una libertad y obediencia, por medio del amor o temor filial.

Hay una gran diferencia entre estos dos aunque a simpe vista parezcan iguales. Un tipo de obediencia es sin mérito y molesta, el otro está lleno de mérito y está acompañado de placer y satisfacción. Todos estamos obligados a obedecer la cuestión aquí es como lo vamos hacer. Todos eventualmente caemos en esta obediencia a la voluntad de Dios.

Los buenos son recompensados con el cielo por su fiel y amorosa obediencia. Los malos, por otra parte, obedecen la voluntad de la Justicia de Dios cuando son castigados y deben sufrir. Son en esta vida miserables por su actitud servil. Es voluntad de Dios el que por no obedecer, sean ellos mismos, los que introduzcan su propia miseria.

Cristo descendió de la montaña de la Antigua Ley, de la servil y dureza de la ley y entro al desierto que estaba vació de esta ley para instituir e invitar a una nueva ley. La ley de la Caridad. La Ley que está disponible para todos sin importar la condición social, riqueza, ni descendencia. Son invitados tanto gentiles como israelitas.

La antigua ley está representada por las cinco piezas de pan, como los cinco libros de esta Ley. Los dos pescados representan el Antiguo y Nuevo Testamento juntos. Las doce canastas que sobraron representan a las doce tribus de Israel, como los doce apóstoles.
Antes de la venida de Jesucristo Nuestro Señor la ley era una carga pesada sobre la gente, porque actuaban como esclavos, en su obediencia a la ley. Razón por la cual muchos rechazaban a Dios y se refugiaban en falsos dioses. Estos son los hijos de la eslava nacidos en cautiverio.

Jesucristo puso los cinco panes (Antigua Ley) en las manos de Sus apóstoles, para que los distribuyeran y de ahí que hubo suficiente para todos y cada uno, quedando además un poco extra.

En la Nueva Ley donde somos hijos más que esclavos y, tomamos la Ley de Dios con amor y devoción filial, encontramos regocijo y satisfacción en esta Ley. Nos satisface y aún queda más, extra. Podemos ahora ver con los ojos abiertos, como la ley propició y señaló el camino y la llegada de Cristo. La ley se nos da ahora no por una tribu, sino que es por una familia cuidadosamente escogida para esta función. Los apóstoles no son elevados a un sacerdocio mundano por su ascendencia y nacimiento sino más bien son elevados a un sacerdocio eterno según el Orden de Melquisedec

Deben ofrecer un sacrificio incruento de pan y vino, un sacrificio que es limpio y hermoso, que atrae el amor y gozo de todos los que lo reciben dignamente.

Este tiempo de cuaresma penitencial es impuesto a nosotros por la Ley de la Iglesia. Tenemos la opción de ser hijos de la esclava o de la mujer libre. Es decir que podemos hacer la penitencia sin querer y renegando como la gente de la Antigua Ley (los esclavos del pecado), donde no se encuentra nada que alimente nuestra alma, sin recibir ninguna recompensa con esto; ya que la obediencia es obligada; o podeos entrar a esta penitencia de manera voluntaria y con alegría como hijos verdaderos hacer lo que nos pide el Padre, obedecerlo con amor para encontrar alegría y bendiciones abundantes en nuestra penitencia.

Los esclavos no encuentran nada y obedecen de manera mecánica y sin ningún mérito. Los hijos obedecen con total entendimiento y amor. La ley dada y obedecida por los esclavos, no la entienden porque el significado les está oculto, por no saber amar.
Mientras que la ley que se le entrega al hijo es clara y comprensible, ya que se le explica al haber caridad en su corazón, la cual no existe en el esclavo.

La libertad de los hijos no es liberal, como muchos piensan erróneamente. Los hijos verdaderos aman a su Padre (Dios) y madre (La Iglesia) no obedecen por exigencia sino por amor. Quienes tienen verdadera caridad y son por lo tanto, verdaderos hijos, son libres y reconocen a Dios y Su Iglesia, rechazan los falsos dioses (ídolos) como a las falsas iglesias.

La verdadera Iglesia, obispos sucesores de los apóstoles, es el único lugar donde podemos encontrar el alimento de nuestra alma, con el milagro de este pan dador de vida que jamás se termina y siempre hay un poco más que lo suficiente.

Procuremos ser siempre verdaderos hijos de Dios, reconociendo siempre la verdadera Iglesia, por medio de la cual Dios alimenta nuestra alma. Para lograr esto necesitamos tener verdadera caridad (un amor por Dios y la Verdad, sin ningún otro compromiso).
Para lograr esto necesitamos humildemente reconocer quienes verdaderamente somos y centrarnos en la oración y la penitencia, para no ser engañados por falsos maestros.

Esta oración y penitencia la hacen con amor, todos los hijos de la mujer libre.

Seamos siempre entregados a Dios con alegría, para ser de esta manera encontrados merecedores y dignamente, ser llamados hijos y no esclavos.

Que así sea.

Saturday, March 2, 2013

DOMINGO TERCERO DE CUARESMA


3 DE MARZO DE 2013

Queridos Hermanos:

“Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan”

Con frecuencia olvidamos que no es suficiente para nosotros habernos asociado con Jesús en esta vida. Alimentar y llevar consigo a Jesús, no le fue suficiente a María para ser llamada Bienaventurada. Con frecuencia pensamos que ya porque un lugar es consagrado a Dios, siempre va a permanecer de esta manera. Nuestros templos que una vez fueron católicos han sido profanados y Dios expulsado de estos. Estos lugares ya no son sagrados y Jesucristo los ha abandonado tanto física como espiritualmente.

Cuando un lugar físicamente es dedicado a Dios, la Iglesia empieza con un exorcismo. Es muy similar, por así decirlo, al bautismo de una persona. Lo primero que se hace es expulsar al demonio. Así, lo que una vez fue profano ahora es santo.

Las iglesias estaban protegidas en contra de cualquier tipo de profanación y la que tenía la desdicha de sufrir esto, debía en alguna manera nuevamente ser santificada.

Al tomar posesión, los modernistas, sobre los templos que una vez fueron católicos, empezaron de manera gradual disolviendo la doctrina y las palabras, o forma, de los Sacramentos, para eventualmente dejara de existir la transubstanciación y el sacrificio ya no se realizaría en estos lugares Santos.

Corrompieron la Palabra de Dios, en la moral y doctrina y la Presencial Física de Cristo fue expulsada de los Sacramentos. En ese momento los demonios que habían sido expulsados, el día de la consagración de estos templos, re-ingresaron trayendo consigo siete demonios más perversos que ellos. Lamentablemente el estado de estos templos es muy parecido al estado de las almas humanas, que siguen este mismo camino, se hacen mucho peores.

Ahora la blasfemia consiste en decir que tiene y hablan sobre Jesucristo, pero el espíritu en ellos no es el Espíritu de Dios (el Espíritu Santo) es más bien el espíritu del anticristo (los demonios). Porque el reino del Infierno, ya no está dividido en los ataques a Dios y la Iglesia, ya nos damos cuenta que los demonios ya no son expulsados de las Iglesias modernistas. La actividad de exorcista, ha sido expulsada junto con las demás órdenes menores. Los bautizos de los Modernistas han sido despojados de los exorcismos.

Las casas que están barridas y limpias, no lo están en el sentido de que, no están exentas del pecado y la corrupción. A lo que se refieren las Sagradas Escrituras, podemos entender, en un sentido filosófico, simple pero profundo. El mal y el pecado no son algo positivo. Son la ausencia de lo bueno que debe existir. En el diario decir, lo usamos como algo positivo y tangible. Hablamos del pecado que hemos cometido como si fuera algo positivo, cuando en verdad es la negación de lo que si debimos haber hecho. Por ejemplo, podemos usar la oscuridad, no es una cosa positiva, es más bien la ausencia de la luz, un bache, de igual manera no es un vacio es la ausencia de algo que debería estar en su lugar.

Todo pecado es la ausencia de alguna tipo de virtud o gracia, es decir la ausencia de la más importante de todas las virtudes, la caridad. Por lo tanto, cuando escuchamos decir que las casas estaban vacías y barridas, debemos entender que toda la virtud y gracia han sido removidas. Hay un vacio de oscuridad en el cual los demonios entran con gran facilidad, rapidez y alegría.

En una tontería de nuestra parte ver estas casas, como aún benditas, porque Dios las habitó físicamente en la Sagrada Eucaristía o que estuvo alguna vez espiritualmente cuando la verdadera doctrina de Jesucristo se enseñaba en estos lugares. Son sólo benditas cuando reciben y mantienen a Jesucristo y Su Palabra. Lo mismo sucede con el alma humana. No es suficiente haber sido bautizados y haber recibido a Jesucristo en la Sagrada Comunión, debemos mantenerlo a ÉL y Su palabra siempre con nosotros.

Si fallamos en hacer esto, nuestra casa se queda vacía y barrida de toda gracia y virtud. La única apariencia de gracia y virtud es sólo eso una apariencia, por lo tanto es una ilusión y decepción de los demonios, porque sin el Espíritu Santo viviendo en nosotros somos sólo cascaras vacías.

Podemos claramente ver el vacio que hay en las iglesias Modernistas que han sido robadas de la Iglesia Católica y si somos inteligentes podremos incluso, ver las obras de los ocho demonios que la habitan. Pero debemos estar más preocupados por nuestra propia alma. Nuestra alma es mucho más importante para Dios, que estas estructuras y edificios. Dios quiere nuestro corazón, no los edificios inertes.

El fin de la creación y el tiempo, es cada vez más cerca, día con día. Y así como Noé prevenía a la gente de su tiempo y fue ignorado por la mayoría, de la misma manera la verdadera Iglesia por medio de sus Verdaderos Obispos, que nos previene nuevamente y de manera similar es ignorada por la gran mayoría.

Procuremos no estar entre la mayoría, cuando regrese Jesucristo. Más bien hagamos que habite en nosotros desde este momento, y que encuentre nuestra alma, no vacía y limpia, sino más bien adornada y llena de Su gracia y todas las virtudes.

Que así sea.