26 de Octubre de 2008
Queridos Hermanos:
Nuestro Señor dice: “Mi reino no es de este mundo”.
El reino de Cristo no es de este mundo sin embargo se encuentra en el. El reino de Cristo es del Cielo. Ha venido a establecer Su reino aquí en la tierra. Es un nuevo reino que jamás haya producido este mundo. Este reino es frecuentemente en contradicción con los reinos de la tierra.
Lo que parece una tontería ante los ojos del mundo, resulta muchas veces ser sabiduría en el reino de Dios, y viceversa.
Este reino es del cielo y muestra los caminos de Dios. Este reino de Dios se encuentra presente aquí en la tierra en la verdadera Iglesia Católica, donde los caminos para llegar a Dios fueron establecidos y enseñados para nuestra imitación.
En la oración de san Francisco vemos la gran diferencia entre los reinos de Dios y del mundo.
En el reino de este mundo intercambiamos odio por odio y en el reino de Dios, vemos que con amor debemos responder al odio.
En el reino de este mundo se regresa injurias por injurias, en el reino de Dios debemos dar perdón.
Ante la desesperación esperanza
En la obscuridad luz
En la tristeza alegría
El Reino de nuestro señor Jesucristo viene del cielo y lo ha establecido en la Iglesia católica y Apostólica. Es obligación de todos y cada uno de Sus miembros llevar este reino a todas las partes de la tierra.
Dios no se conforma con gobernar sobre las mentes, corazones y voluntades de ciertos individuos, También desea habitar en las sociedad y naciones enteras. Toda la creación entera está esperando la venida de estos hijos de Dios -verdaderos católicos - verdaderos miembros de reino de Dios. Se nos ha dado una gran gracia en la Fe Católica, sin embargo, y de manera lamentable, la mayoría de quienes han recibido este tesoro lo han abandonado y dirigido hacia los caminos del reino de Satanás.
Lo ideal sería que el reino de Dios se extendiera por todo el mundo incorporando a todas las naciones y todas las personas. Desafortunadamente esta no es la situación. El reino de Satanás es el que sigue creciendo, el hombre poco a poca va perdiendo toda fe, esperanza y caridad. El secularismo ya no va en descendencia, es lo que predomina en el hombre de hoy.
Existe una ceguera universal sobre la mente de toda la gente. Esta ceguera es el castigo del libertarismo prevaleciente, del deseo de piedad, curiosidad peligrosa y una presunción nefasta. Dios purifica al hombre abandonándolo a su propia suerte, privándolo de Su luz, ya sea que la rechacen o abusen. Los abandona en una oscuridad mayor a la de los idolatras de la antigüedad.
La maldad humana es mucho mayor ahora a la que fuera en otros tiempos, la corrupción ha enraizado y prevalece de manera más significativa el olvido o indiferencia de los buenos principios.
Parece que el reino de Dios ha fallado, sin embargo, sabemos que las apariencias son casi siempre falsas. Aunque el reino de este mundo parece estar en manera ascendente, el reino de Dios no ha muerto y sabemos que permanecerá hasta la consumación de los tiempos –aún si queda, sólo un miembro.
Cuando Cristo regrese habrá un juicio universal y una resurrección de igual forma. Los condenados serán enviados al Infierno. El mundo será renovado y el reino de Dios será eternamente establecido no sólo en el Cielo sino, también, en este mundo.
El plan original que inicio con el Paraíso y que se debería de extender a todas las partes del mundo será realizado cuando regrese Cristo. Hasta que eso suceda, los miembros verdaderos de la Iglesia católica –Reino de Jesucristo – tendrá que sufrir mientras este en pugna con el reino de este mundo. Sin embargo, su júbilo cuando estén en el reino de Dios será muchísimas veces más dichoso, compensado de manera suficiente, por todo lo que han sufrido del reino de Satanás.