Saturday, November 22, 2008

DOMINGO ÚLTIMO, 28 DESPUÉS DE PENTECOSTES

23 DE NOVIEMBRE DE 2008

Queridos hermanos:

El día de hoy nuestro Señor y la Santa Iglesia, nos recuerdan el fin último de nuestra existencia aquí en la tierra. Lo que se nos espera el día del juicio final, es un asunto de gran temor, sobre todo para el pecador que, no se ha arrepentido. Este pensamiento temerario debe ser un constante recordatorio del mal que envuelve el pecado y recordarnos de estar siempre vigilantes en evitar no sólo el pecado sino las ocasiones de pecar, y de acudir a los lugares donde podamos ser tentados.

Cuando vean la abominación de la desolación, asentada en el lugar santo, de la que habla el profeta Daniel.

Este parece ser el mayor de los pecados, cuando la abominación este sentada en el lugar santo. Nuestro primer pensamiento se enfoca en nuestras iglesias – los lugares construidos para la celebración del Santo Sacrificio de la Misa y para el mayor honor y gloria de Dios. ¿Qué son esos lugares, ahora? Se han convertido en casas del hombre más que de Dios. El tabernáculo ha sido removido hacia un lado y las alabanzas al hombre llenan los sermones, “oraciones” y alabanzas.

Todos son bienvenidos en este lugar, incluyendo a los pecadores sin arrepentimiento. De hecho realizan una ofrenda especial pidiendo perdón a estos pecadores que viven una vida pecaminosa, a otros, se les pide que regresen, no arrepentidos, sino tal y como se encuentran en su pecado y, se les invita a reunirse con los demás ahí reunidos, para que todos juntos reciban la eucaristía.

Los adúlteros, sodomitas, fornicadores, todos son bienvenidos, no para hacerlos cambiar. Se les dice que Dios los quiere, a todos, tal y como son.

Esta no es la doctrina que Jesucristo nos ha enseñado. El nos dice que los pecadores se deben arrepentir de sus pecados y vivir vidas virtuosas. Sólo los que han limpiado sus pecados, (por lo menos los mortales) son merecedores de unirse a Él en la Santa comunión.

Si nos ponemos a analizar este sólo aspecto de la vida diaria a nuestro alrededor, veremos que realmente existe una abominación posicionada en lo que alguna vez fue, el lugar santo. Sin embargo, hay más. Con los cambios en la forma de los Sacramentos, los Modernistas (del Novus Ordo) han invalidado la fuente misma de estas gracias necesarias. Existen hombres que no son verdaderos sacerdotes por sus “ordenaciones” inválidas, y realmente se presentan al lugar santo no sólo pretendiendo hablar en nombre de Jesucristo sino que presentándose como otro Cristo, mientras que enseñan una doctrina contraria a la que Él enseñó. Continúan y aparentemente consagran las ostias exponiendo a la gente a la idolatría. De hecho la doctrina que estos individuos enseñan no es la doctrina de Jesucristo sino la doctrina de Satanás, las oraciones y canticos que ofrecen sólo puede complacer a Lucifer. Los líderes de todo esto, no son discípulos y apóstoles de Jesucristo sino discípulos y apóstoles de Satanás y-o del anticristo (¡más abominación en el lugar santo!).

Podemos ver estos lugares santos, una vez hermosos, construidos por manos de católicos y con recursos y sacrificios de católicos (incluidos los de Roma), ahora en las manos de herejes que no son otra cosa más que discípulos de Satanás. Podemos ver que El Santo y Sagrado ha sido eliminado para dar lugar a lo profano y mundano. Vemos a los impostores enseñando a sus seguidores una manera fácil y cómoda de vida, que los ha de guiar derechito al infierno. Vemos a Cristo y Su Sacrificio mutilado, negado y hecho a un lado y sin embargo podemos decir que esta no es la mayor de las abominaciones.

Una de las grandes abominaciones es la que se está llevando a cabo en el alma de casi todas las personas en el mundo de hoy. Estas iglesias fueron construidas por manos del hombre, sin embargo, el alma del hombre fue creada por las manos de Dios. Somos hechos a la imagen y semejanza de Dios. Somos templos del Espíritu Santo. Somos el Santo de los Santos, sin embargo cuando volteamos a nuestro alrededor nos damos cuenta que la mayoría se ha convertido en abominación.

¿Cuántos han abusado y mutilado sus cuerpos (templos) con tatuajes, perforaciones etc.?

¿Cuántos adornan sus cuerpos, con maquillaje, joyería, ropa costosa o mini prendas, con la intención de engatusar o seducir más que con la intención de honrar a Dios? ¿Cuántos en lugar de cuidar y respetar su cuerpo no tienen cuidado con lo que comen? ¿Cuántos no ponen atención a lo que escuchan y miran permitiendo de esta manera que el mal entre en sus cuerpos y mentes?

¿cuántos se involucran y promueven los más viles abusos de sus cuerpos en el adulterio, la fornicación, incesto, sodomía y aborto?

Vemos esta abominación en la mayoría, y no son pobres pecadores que han caído en las amenazas del demonio, sino que son promotores abiertos de esta abominación contra sus cuerpos. Este pecado es perdonado si hay el arrepentimiento necesario para ello, sin embargo, tratan más bien de justificar esta abominación y presentarse al mundo como virtuosos o justificarse a si mismos y de manera blasfema proclamar que Dios es la causa de su perversión.

Buscan la legalización y aceptación de estas abominaciones logrando con esto el castigo de Sodoma y Gomorra.

Pongamos atención en no terminar en estas iglesias sacrílegas o en cuerpos deshonrados, cuando regrese nuestro Señor.

Así sea.