El evangelio de hoy trata de lo que sucedio despues de que los setenta y dos discipulos hubieron regresado de su labor misionera y se encontraban llenos de alegria. Jesucristo les dice que son bienaventurados por haber visto y oido, lo que profetas y reyes del antiguo testamento desearon ver y escuchar.
Despues de varias preguntas introductorias llegamos a la parabola de este dia sobre el Buen samaritano. Se nos muestra que los mas importante de todo es el amor; en primer lugar el amor a Dios, despues a nosotros mismos y consecuentemente a nuestro projimo como a nosotros mismos. Luego entonces, surge la pregunta a que nos lleva la parabola de hoy. Quien es mi projimo?
Nuestro projimo es, obviamente, cada uno, pero especialmente quienes se encuentran en alguna necesidad. Y se nos amonesta a que le demos nuestra ayuda, aun cuando no hay esperanza de que nos regrese o page el favor. Se nos amonesta para que demos nuestra ayuda aun si es inconveniente para nosotros o nos cueste dinero y/o tiempo. Toda vez que esto es lo que significa verdaderamente amar.
Ahora bien, observemos un poco mas profundo en esta parabola y tal vez podramos ver en esta la verdadera bondad de Dios.
Espiritualmente todo el ser humano es, justamente como el hombre que cae presa de los ladrones. Llegamos a este mundo, robados (privados de la gracia santificante), para despues ser golpeados y abandonados a la muerte por nuestros propios pecados actuales. Somos verdaderamente un caos sin recursos a nuestra disposicion. Sin la generosa actitud benefactora de los demas, estaremos verdaderamente destinados a la muerte eterna. Pero no habria nadie en la tierra capaz de ayudarnos, toda vez que todo el genero humano se encuentra en la misma situacion.
El hombre que cae ante las manos de ladrones es muy repugnante; probablemente el sacerdote y el Levita sintieron rechazo total a este hombre que se encontraba, sangrando, golpeado y fracturada gran parte de su cuerpo. Esta es la forma en que es vista el alma en pecado, por quienes pueden asi hacerlo. Se dice que santa Catalina de Sena se enfermaba fisicamente cuando una persona en pecado mortal entraba a su habitacion. Sin lugar a dudas, Dios, que es toda bondad, se siente mal ante esta maldad – desagradable y repulsiva situacion del alma, en la que debe permanecer la gracia y el amor de Dios.
El buen samaritano, luego entonces, es Cristo que asume la posicion mas humilde en esta vida. Quien es Dios y el mas sublime de los seres, tom’a la posicion mas insignificante. Y es desde este lugar que asiste a nuestro auxilio de nuestras miserias.
No solo se presento en este mundo, sino que ademas establecio su Iglesia para continuar su obra y permanecer en su Iglesia, como buen samaritano, hasta el fin del tiempo.
Con Su Iglesia Jesucristo establecio el sacramento del bautismo y lavar las penas del pecado original. Le ha dado a Esta, el poder de perdonar y limpiar las manchas del pecado ocacionadas despues de la recepcion del bautismo, en el sacramento de la penitencia.
No solo hubo curado Cristo y su Iglesia las manchas del pecado en nuestras almas, sino que ha ido un poco mas alla, estableciendo el alimento para nuestra alma que nos ha de fortalecer con el sacramento de la Eucaristia.
Todos y cada uno de los sacramentos tiene el poder de sanar y fortalecer nuestra jornada espiritual. Jesucristo a traves de su Iglesia sigue ofreciendo todo esto al que no pone ningun obstaculo en su camino. Lamentablemente, con frecuencia, los hombres que estan muriendo espiritualmente o se encuentran ya muertos, rehusan la asistencia recibida por Cristo en los sacramentos. Deciden seguir sufriendo con sus demonios y mueren en tal situacion sin esperanza y condenados por toda la eternidad.
Reflexionemos un poco, sobre lo que fuimos antes de recibir los beneficios de los sacramentos de nuestra santa madre la Iglesia. Para poder dar gracias a Dios (el Buen Samaritano) por todo lo que ha hecho por nosotros a traves de Su Cuerpo Mistico, la Iglesia Catolica.
ASI SEA.