27 de Julio de 2008
Queridos Hermanos:
El dia de hoy se nos da la oportunidad de considerar el valor de los preciados dones que se nos han dado con las facultades del oido y el habla.
En la mayoria de las veces tomamos estos dones sin mucha importancia. De igual forma, la razon por la cual, Dios no los ha dado. Todo lo que Dios no ha dado, ha sido siempre con un proposito y objetivo bien definido; que pasemos la eternidad con El en el cielo. Aprendemos en las primeras lecciones de nuestro catecismo, porque nos ha creado Dios? “Para conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida y gozar de la felicidad eterna en la otra.” Por lo tanto, todo lo que Dios nos ha dado en esta vida, se nos ha dado para ayudarnos en cumplir estas obligaciones de conocer, amar y servirlo.
El don del oido, audicion, es un don precioso, nos ayuda a escuchar al resto de la creacion. Somos capaces de escuchar la palabra de Dios cuando se nos predica por voz de Sus sacerdotes. Somos capaces de escuchar el hermoso canto de las aves, la musica de las grandes voces humanas e instrumetales, etc.
Sin embargo, con frecuencia preferimos escuchar las cosas malignas: Rumores, mentiras, injurias, difamaciones, chistes inmodestos e impuros, canciones etc. decidimos no escuchar las cosas de Dios o todo lo que nos puede hacer recordarlo. Nuestro preciado don de la audicion es usado para distraernos de la realidad spiritual que nos rodea.
En lugar de permanecer pasivos y en silencio para poder escuchar la voz de Dios que nos habla a traves de nuestra conciencia y en la belleza de los sonidos que nos ha dado, decidimos, en la mayoria de las veces, llenar nuestros oidos con la cacofonia ininterrumpida de la lujuria y pasiones mundanas de la “musica” popular, o la constante murmuracion y vocabulario incoherente de los programas de entretenimiento. Escuchamos los programas de television, o vemos peliculas, en lugar de pasar un rato en silencio con nuestras conciencias escuchando el suave sonido de la voz de Dios.
Tenemos muy poco tiempo para la contemplacion y la oracion porque llenamos todo momento disponible de nuestras vidas con sonidos malignos y peligrosos. Los telefonos celulares, cds, casetes, radio, mp3 etc nos impiden tener un momento con Dios o refleccion en quien nos ha dado todos estos beneficios, que disfrutamos tanto.
Usamos los regalos de Dios y nos olvidamos de El. Le damos la espalda y utilisamos estos dones para ofenderlo.
Todo lo que hemos dicho de este don de la audicion, lo podemos igualmente decir del don del habla. Tal vez podemos agregar a este ultimo, como los dice nuestro Senor, no es de lo que entra en la boca del hombre lo que le hace mal sino lo que sale de esta: “Pero lo que sale de la boca procede del Corazon, y eso hace impuro al hombre. Porque del Corazon provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias. Esto es lo que contamina al hombre; pero comer sin lavarse las manos, eso no contamina al hombre. (San Mateo 15, 18-20)
Es suficientemente malo que abusemos de los dones de la audicion que Dios nos ha dado, escuchando cosas pecaminosas. Sin embago no conformes con eso vamos un poco mas alla, dibulgando lo que escuchamos y agregando, ademas nuestro propio mal intencionado comentario. Con frecuencia casi no tenemos control de lo que escuchamos, pero si tenemos control de lo que decimos.
Los oidos curiosos que siempre estan en busca de algun tipo de mal nunca se guardan las cosas para si mismos. Parece que se aniquilan por el deseo de divulgar lo que han escuchado, se dice que la “curiosidad es la hermana de la indiscrecion”, si solo pudieramos lograr guardar para nosotros mismos todo el mal escuchado; pero no, lo alimentamos y nutrimos al disfrutarlo y trasmitirlo a los demas, haciendo con esto ocacion de pecado para quienes nos escuchan.
Ya es tiempo de que tomemos responsabilidad de las cosas que escuchamos y hablamos. Usemos estos dones siempre con responsabilidad, teniendo en mente que Dios nos esta viendo y escuchando, para ver que uso hacemos de estos. Dios nos ha dado estos dones para que lo conoscamos, amemos y le sirvamos. Debemos estan dispuestos a escuchar la voz de Dios, especialmente cuando habla con nosotros en voz de la Iglesia y en voz de nuestra conciencia. Debemos usar nuestra voz para alabar a Dios y hacer un llamado al mundo para que lo conosca como debe ser conocido, amado como debe ser amado y servido como se le debe servir.
Que se diga de nosotros, como se hablo del hombre en el evangelio de hoy y”hablaba correctamente”!. Amen