Friday, April 5, 2013

DOMINGO “IN ALBIS” 1ro DE PASCUA

7 DE ABRIL DE 2013

Queridos Hermanos:

María Magdalena fue la primera en ver a Jesucristo Resucitado. Es ella quien lleva esta gran noticia a los apóstoles. Su corazón estaba lleno de tristeza ante la pérdida de quien amaba tanto. Era por lo tanto, apropiado que Dios la recompensara con resplandeciente alegría.

Los apóstoles por el otro lado, se encontraban en una cierta guerra contra los judíos. Se encontraban encerrados por temor a los judíos. Por lo que es muy adecuado que las primeras palabras y dones que Jesucristo les da sea el de “La paz sea con ustedes”.
Dios tiene la forma de darnos exactamente lo que necesitamos y cuando lo requerimos. Con frecuencia nos inquietamos o desesperamos por la gracia de Dios. Cada dificultad que Dios permite o desea que entre en nuestras vidas es realmente sólo la preparación para recibir, posteriormente, mayores y más bendiciones al levantar estas penas de nosotros.

Es por lo tanto, necesario que perseveremos en la oscuridad y los tiempos difíciles de nuestra vida para que logremos recibir después, gracias mayores y abundantes.

María perseveró en su sufrimiento y en su amor por Jesús al grado de ser recompensada como la primera persona que vio a Jesucristo. (Aunque no se le permitió tocarlo). Los apóstoles perseveraron en la oración y en no envolverse con los judíos. Ambos fueron recompensados, una con gozo y alegría y los otros con la paz.

Una vez que Jesucristo aparece a los apóstoles, ya no les prohíbe tocarlo, más bien les pide que lo hagan para que vean que es real. Esto me recuerda como el Sagrado cuerpo de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, no debe ser tocado por nadie excepto por Sus sacerdotes. Esto es algo que han eliminado los modernistas.

Deben o no creer que la Eucaristía es verdaderamente Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, o que muchos laicos han alcanzado un grado de santidad que son ahora dignos de poder hacerlo o que todos son “sacerdotes” si así es, entonces son los “sacerdotes de los fieles” que llaman los Protestantes. Niegan la transubstanciación o niegan la necesidad de la consagración de las manos de los sacerdotes para que puedan tocar la preciosísima sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

No fue a las mujeres ni a ninguna otra persona, sino sólo a los apóstoles que Jesucristo, sopló sobre ellos, para que recibieran, el Espíritu Santo, y dio el poder de perdonar los pecados,” a quienes perdonareis los pecados, perdonados quedaran” de la misma forma fue sólo a los apóstoles que en la Ultima Cena, Jesucristo los comisiona a ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa.

Debemos recordar siempre que hay diferentes oficios y dones impartidos por Dios a los diferentes miembros del Cuerpo Místico de Cristo. No son llamados todos a ser Sus Sacerdotes. No son los sacerdotes quienes escogen a Dios es Él quien los llama. De la misma manera la fe verdadera no es algo que nosotros nos damos a nosotros mismos, sino más bien es un don (gracia) de Dios.

Con frecuencia muchos son arrastrados a un modo herético “racionalista” de pensamiento. En este racionalismo condenado, piensan que si presentan los argumentos adecuados y pueden mostrar la lógica racional de una verdad de la Iglesia o la Fe.

Pueden hacerse “creer” a sí mismos que creen la Verdad. Pues, no es así. La fe es una gracia de Dios dado a quien y cuando a Él le place.
Las conversiones, no son el mejor argumento para presentarlos a favor de la Fe, como lo es la cooperación con la gracia de Dios.
Creer no porque entendemos, sino porque es Dios quien así lo ha dicho. Santo Tomas creyó porque vio y entendió. No fue la fe, de su parte, que creyó que Jesucristo realmente resucito de la muerte. Esto lo vio y supo. Su fe, en que Jesucristo es verdaderamente Dios. Esto lo manifiesta al decir: “Señor mío y Dios mío”.

Cuando Dios llama a alguien al Sacerdocio y no algún otro. No debemos concluir que hay una gran injusticia, en esto, sino más bien que Dios ha escogido a quien mejor le ha de servir. No es cuestión de discusión. Es lo que es porque Dios así lo ha decidido. A nadie se le engaña. Cada quien recibe las gracias necesarias para sí mismo o para los propósitos Divinos. Si debemos hacer buen uso de las gracias particulares que Dios nos da, debemos enfocarnos en lo que nos ha dado a nosotros y no lo que ha dado a los demás.

Algunos se les dan una gracia y a otros otras, como sucedió que una recibe alegría y gozo mientras que los otros reciben la paz. Algunos son llamados a ser cabeza y otros a ser manos o pies. Todos deben creer que Dios sabe lo que está haciendo y que siempre es lo mejor. La verdadera fe nos dice que, debemos creer todo lo que Dios ha revelado por medio de Su Iglesia. (Guardián e intérprete de la fuente de la revelación: Las Sagradas Escrituras y la Tradición). Creemos no porque entendemos o hemos escuchado todo lo que ha sido revelado. Debemos creer todo lo que la Santa Madre Iglesia establece, por el simple hecho de que es Dios y el Espíritu Santo quien habla, Dios ahí lo ha dicho, luego entonces debemos creer. Y aunque debemos creer, la fe no es algo que nos damos a nosotros mismos sino más bien, la fe es un Don de Dios para nosotros.

Pidamos entonces, por ese don de la fe, o continuidad o perseverancia en la gracia. De esta manera es posible que crezcamos mas fuertes conforme cooperamos con la gracia que ya hemos recibido.

Nuestra cooperación fiel con las gracias y estaciones de la vida que Dios nos ha dado, nos harán acreedores a la Visión Beatifica y entendimiento para que, la fe ya no sea necesario – veremos y conoceremos como somos vistos y conocidos por Dios.

Así sea.