Saturday, December 22, 2012

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

23 DE DICIEMBRE DE 2012

Queridos Hermanos:

Una vez más, este tiempo de adviento, dirige nuestros pensamientos a San Juan Bautista.

El acercamiento a Cristo es inminente y san Juan nos previene e instruye sobre la preparación que debemos tener.

Si Cristo ha de entrar en nuestro corazón y alma, debemos preparar el camino. Ayudados de la gracia de Dios debemos hacer a un lado las montañas del orgullo y vanidad que nos envuelve, debemos llenar el vacío de la ignorancia e incredulidad. Debemos enderezar todo lo torcido de nuestras vidas, suavizando el áspero camino de la cólera y odio que nos carcome.

Cuando hayamos logrado todo esto tendremos entonces, el tapete de bienvenida a nuestra morada, disponible para Cristo en este tiempo de navidad. Evidentemente logramos esto sólo con la ayuda de la gracia de Dios. Debemos por lo tanto hacer penitencia, debemos orar pidiendo la ayuda y misericordia de Dios, dando limosna, en reparación de nuestras ofensas.

Tobías instruye a su hijo cuando le dice: “si tienes mucho da en abundancia, si tienes poco, ten el cuidado de dar con gusto, lo poco que des” (Tobías 4:9).

Es san Francisco de Asís quien nos instruye al decirnos que, dando es como recibimos. Tanto cuando ofrecemos de lo que hemos recibido y de nosotros mismos, nos hacemos beneficiarios de la gracia y bendiciones de Dios.

El Papa san Gregorio agrega: “Quien da, ayuda temporalmente a quienes tienen dones espirituales que otorgar, es cooperante en este acto espiritual de dar. Ya que son pocos los que poseen dones espirituales, y muchos los que abundan en cosas temporales, de esta manera quienes tienen posesiones, toman parte en la virtud de quienes están en necesidad, al compartir su abundancia, con estos pobres santificados.”

En el evangelio de San Mateo leemos: “El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta”. (San Mateo 10:41)

Al ayudar a un profeta, nos hacemos participes de su obra, de tal manera recibimos la misma recompensa que este. Al ayudar al pobre, nos hacemos participes de sus oraciones, sacrificios y ofrendas que hace a Dios. Por lo tanto, mientras mas estériles estemos de bienes espirituales y más nos encontremos bendecidos de cosas materiales, es mucho más lo que debemos redimirnos al dar, especialmente a los que están ricos en dones espirituales.

De esta manera llenamos el vacio entre nosotros y nos unimos todos, para formar un solo cuerpo en Cristo. De esta manera a nadie le faltaría nada. Los que cuentan con bienes materiales no les sobraría nada y los pobres en necesidad de estas cosas nada les faltaría. Espiritualmente es lo mismo, quienes tienen más compartirán con los que nada tienen.

No debemos olvidar hacer lo mismo en la oración y la penitencia, no podemos comprar nuestro camino al cielo. En la oración recibimos las gracias necesarias para cumplir con nuestras demás obligaciones. Manifestamos nuestra gratitud por lo que hemos recibido, vemos además lo que es requerido de nosotros, de esta manera nuestro corazón está abierto al amor de Dios.

Por medio de la penitencia expiamos nuestros pecados y ofensas, nos unimos a Jesucristo en Su Sacrificio en la Cruz. Llenamos lo que falta en nosotros para limpiar los pecados de nuestra alma. Con nuestra oración y penitencia nos ayudamos los unos a los otros, especialmente a las pobres almas del purgatorio.

Construimos con todas nuestras buenas obras, un tesoro en el Cielo, para nosotros y para quienes, de manera similar buscan construir su tesoro. Es decir que otros reciben la recompensa espiritual por nuestro esfuerzo, de igual forma lo hacemos nosotros por los esfuerzos de los demás. Sus méritos son nuestros méritos y los méritos nuestros son suyos.

Cuando damos a la gente buena, somos participes de su bondad. Lo mismo sucede si ayudamos a las personas perversas y malvadas, somos participes de sus fechorías. Así como recibimos la recompensa por ayudar a un profeta, recibiremos el castigo que merecen los herejes y malvados que reciben nuestra ayuda.

La Navidad esta ya cerca, el tiempo de la preparación se termina, hagamos oración, penitencia y demos limosna, ahora que hay tiempo. Ayudemos e instiguemos a los demás en las obras buenas para todos juntos construir y formar el Cuerpo Místico de Jesucristo. De esta manera podremos marcar el camino hacia nuestro corazón para Jesucristo haga de este y nuestra alma Su morada permanente.

Así sea