Sunday, May 30, 2010

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

30 DE MAYO DE 2010


“Y mirad, que yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos”

Queridos Hermanos:

Este texto “abraza” dos puntos necesarios para la Iglesia: Integridad de doctrina y santidad de vida. Si alguno de estos llega a faltar a la Iglesia, sería entonces correcto decir que, ha sido abandonada por Su esposo Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo, hará valida su promesa al 1.- habitar siempre en los corazones de los fieles, 2.- con su presencia sacramental en la Sagrada Eucaristía, 3.- Por su cuidado providencial y protección permanente de Su Iglesia.

Estas últimas seis líneas del evangelio de san Mateo, dice la gran luminaria de Francia, Bossuet, claramente demuestra la infalibilidad e indefectibilidad de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica, a quien se ha ordenado a todos obedecer. (Haydock, Comentario bíblico)

La festividad de hoy nos ofrece una continuación de las muchas otras ideas de la semana pasada (Pentecostés). Aunque fue el Espíritu Santo que descendió sobre los apóstoles, fue la doctrina de Jesucristo que trajo a las mentes de estos, a fortalecerla y aclarárselas. Y las palabras de Jesucristo, fueron las que le dio Dios Padre. Luego entonces, podemos percibir que los Tres son Uno y todos habitan en la Iglesia y permanecen con ella hasta la consumación de los siglos.

Mientras que, es algo escalofriante ver a tantos opositores a la verdadera Iglesia, por motivos emocionales de un cierto apego a los edificios, personas o algún otro error, bajo la protección del Espíritu Santo, somos fortalecidos en nuestra resolución de permanecer siempre fieles a la verdadera Iglesia, esposa de Jesucristo.
Tal temor por la salvación de nuestro prójimo rápidamente se convierte en tristeza.

Su ceguera y obstinación establece inimaginables barreras a la gracia de Dios. ¿Cómo pueden ser perdonados tales pecados, si tales individuos, no pueden abrir los ojos para verlos?

Tal obstinación es principalmente un pecado en contra del Espíritu Santo, y de igual manera en contra de cada una de las Personas de la Santísima Trinidad. Rehusar escuchar a la Iglesia es rechazar escuchar al Espíritu Santo quien habla por medio de la Iglesia. Rechazar escuchar al Espíritu Santo es negarse a escuchar a Jesucristo, porque el Espíritu Santo les enseña lo que Cristo ha dicho. Rechazar a Jesucristo es rechazar al Padre que lo ha enviado, porque Jesucristo comunicó lo que le fue dado por Su Padre.

Por lo tanto, quienes pretenden hablar en nombre de la Iglesia pero que dicen todo lo contrario a lo que esta ha previamente enseñado, debemos entender que no está ni estuvo equivocada la Iglesia (lo cual resulta imposible si Dios está con ella hasta la consumación de los siglos); o más aún estos que hablan contradicciones de lo que la Iglesia ha siempre enseñado, no están guiados por el Espíritu Santo y por lo tanto no pertenecen a la Iglesia ni mucho menos tienen autoridad en la Iglesia.

Debemos concluir como se mencionó la semana pasada, que la Iglesia del Novus Ordo, no es la establecida por Jesucristo y preservada por el Espíritu Santo. Es una secta modernista, frecuentemente más liberal que muchas de las sectas protestantes que abandonaron la Iglesia católica, con mucha anterioridad.

Predican y enseñan acerca de un dios que no es el mismo al que hace referencia la Iglesia católica. Un dios injusto, que no se preocupa por el bien o el mal. No existe el pecado y todos son enviados al cielo al momento mismo de su muerte. (Como referencia es casi cada uno de los funerales ofrecidos por esta secta). Decimos que este dios es injusto porque da igual recompensa al vicio y a la virtud. Luego entonces su dios predica un amor humano por encima del divino o tal vez sería más correcto decir que divinizan al hombre, para poderlo amar como a dioses. Por estar limitados de espacio consideremos un último punto.

¿Creen que Jesucristo Nuestro Señor está realmente presente en la Sagrada Eucaristía? Aunque puede haber algunos que sí, todo parece indicar que la gran mayoría no. Han removido el Tabernáculo, han demolido los altares para colocar una mesa en su lugar, reclinatorios eliminados. El sacrificio del Calvario ha sido remplazado por un ágape. Sus hostias libremente liberadas por manos no consagradas.

No hay silencio o reverencia, sólo celebración y ruido. Podremos ignorar el rechazo de San Pablo a los fieles de Corinto “Cuando se reúnen, no es ahora, para tomar la cena de nuestro Señor?” . El Novus Ordo celebra un ágape moderno el cual es claramente condenado por san Pablo, toda vez que Jesucristo se hace presente para ser sacrificado, en reverencia y devoción no con alborotos y fiestas. No olvidemos que han cambiado incluso las palabras mismas que Jesucristo nos dejó al darnos el Sacramento: (“Por todos” en lugar de “Por muchos”).

Una vez más lo decimos, el Novus Ordo no es la Iglesia Católica. La Iglesia vive únicamente en aquellos obispos que han recibido correctamente y cooperado con las gracias enviadas por el Padre, El Hijo y El Espíritu Santo.

Así sea

Saturday, May 22, 2010

DOMINGO DE PENTECOSTES

23 DE MAYO DE 2010

Queridos Hermanos:

“El Espíritu Santo, Consolador, que mi Padre enviará en mi nombre, os enseñará todo y os sugerirá cuantas cosas os tengo dichas”

El Espíritu Santo es quien enseña a la Iglesia. Esta ha sido comisionada por El Espíritu Santo, luego entonces lo que esta enseña no es la palabra del hombre sino de Dios.

“Id, por lo tanto, enseñar a todas las naciones, bautizarlas… enseñarles a observar todo lo que Yo les he ordenado”

La Iglesia está compuesta por hombres propensos a caer en el error. El Papa, los obispos y los sacerdotes como tales no son infalibles. Si la Iglesia fuera una institución meramente humana ya se hubiera colapsado hace mucho tiempo, como ha sucedido con tantas instituciones a través de toda la Historia de la Iglesia que data más de dos mil años de existencia.

La Iglesia no es de origen humano. Es de origen Divino y es el Espíritu Santo que actúa por medio de los hombres en la Iglesia para protegerlos y protegernos de los errores a los que podemos caer a consecuencia de nuestra naturaleza caída por el pecado.

“El Espíritu Santo que Mi Padre enviará en Mi nombre, os enseñara todas las cosas y traerá todo a vuestra mente todo lo que os he dicho”.

Por lo tanto, lo que enseña la Iglesia no es doctrina del hombre, es la palabra de Dios. El Espíritu Santo nos enseña a través de la Iglesia y es por medio de esta que nos da a conocer todo lo que es necesario para creer y hacer, para nuestra salvación. Por lo tanto debemos creer todo lo que la Iglesia enseña, por ser Dios el maestro y no el hombre.

Todo el poder que el Papa y los Obispos poseen viene del Espíritu Santo.

“Mirad por vosotros y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos para apacentar la Iglesia de Dios” (Hechos de los apóstoles 20:28) –

Es el Espíritu Santo que ha escogido y comisionado a los obispos- como dirigentes y las naciones gobernadas por sus oficiales, de esta manera el Espíritu Santo gobierna la Iglesia a través de sus pastores como Sus instrumentos, la defiende de todos sus enemigos, para que las puertas del Infierno no prevalezcan sobre ella.

Mientras que el Espíritu Santo puede obrar directamente y frecuentemente lo hace, con los individuos, no les ofrece la misma protección contra el error que si da, a quienes ha comisionado para gobernar en la Iglesia. Debemos tener bien claro que la Iglesia no es una democracia o un establecimiento cualquiera.

La veracidad y santidad de la Iglesia no depende el número de “votos” que pueda acumular. Lo que la Iglesia enseña en nombre del Espíritu Santo es la misma verdad: Ayer, hoy y por siempre. La verdad no cambia como lo hace frecuentemente “la voluntad” de las personas.

¿Qué debemos lógicamente y con toda razón concluir, cuando un hombre que se presenta a sí mismo como Papa, declara en el foro de las Naciones Unidas, que es esta, la ONU, el último recurso de paz y armonía para la humanidad? (declaración de Paulo VI en la ONU el 4 de octubre de 1965) ¿Puede ser esta la voz del Espíritu Santo?

¿Puede Dios decir, que nuestra única esperanza está en una institución humana y no en Su Divina Institución?

¿Qué cosa podemos pensar cuando en una intervención, Juan Pablo II, el 29 de mayo de 1982, como “Papa” (El Vicario de Jesucristo) abraza al Dr. Robert Runcie (Líder Anglicano) y declara “somos Iglesias hermanas? Anglicanos y protestantes con órdenes inválidas. Se separaron de la Iglesia Católica en tiempo de Enrique VIII. Estos son y continúan inspirados por los demonios, maestros de todas las herejías. No pueden tener el mismo Padre que tiene la Iglesia, ni pueden ser Iglesias hermanas.

Estos y otros muchos incidentes más, deben ocasionar temor en los corazones de los fieles católicos sensatos. ¿Puede la Iglesia cometer errores en cuestiones de Fe, Moral y Doctrina? ¿Puede el Espíritu Santo cambiar de opinión?

Definitivamente existe un conflicto que debe ser resuelto.

Todo parece indicar que estos hombres a que hacemos referencia no han sido guiados por el Espíritu Santo luego entonces no son quienes pretender o claman ser. Es decir que son cabeza de la institución humana (Novus Ordo) y NO de la Iglesia establecida por Cristo que es protegida y alimentada por el Espíritu Santo. La Santa Sede quedó vacante después de la muerte del Papa Pío XII.

Pero como sabemos, la Iglesia no puede morir, su misión de gobernar, santificar y educar vive en nuestros días en los obispos que han sido correctamente llamados, guiados y protegidos por el Espíritu Santo. Decir que la Iglesia Católica esta falta de poder de gobernar, enseñar y santificar es negar al Espíritu Santo y Su promesa de permanecer con esta hasta la consumación de los siglos.

PAZ Y BIEN

Saturday, May 15, 2010

DOMINGO DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN

16 DE MAYO DE 2010

Queridos Hermanos:

El día de hoy, Nuestro Señor advierte a Sus apóstoles de los males que caerían sobre ellos por haber decidido seguirlo. Nuestro Señor da esta advertencia como El mismo nos la dice a nosotros para que no sean estos, ni nosotros, escandalizados en El. Y al mismo tiempo, al saber, que es lo que habría de suceder fortalecer su fe y valor en Jesucristo cuando esto suceda. Serían capaces de decir “esto es lo que Cristo dijo habría de pasarnos” y evitar ser escandalizados del mal que caerá sobre estos y todos los que decidan seguirlo, evitando ser tentados a la desesperación o sentirse sin esperanza alguna.

De la misma manera nosotros, no debemos ser escandalizados por Cristo cuando vemos atacada por todos los flancos a Su Iglesia, aún por los mismos falsamente llamados hermanos. Cristo ha ya predicho que esto había de suceder. Muchos se escandalizan y se alejan de la verdadera Iglesia debido a las persecuciones o al número tan reducido de files verdaderos. Frecuentemente escuchamos decir que no podemos estar en la verdadera fe por ser un número tan reducido. La tentación es alejarnos de la correcta razón y fe verdadera para seguir a las multitudes, para formar parte de la masa fanática, ser escandalizados en la doctrina y prácticas de la Iglesia, para luego entonces ser escandalizados en Jesucristo.

Exigir una fe completa y sin compromisos, es todo lo que nuestra Santa Madre la Iglesia enseña y ha constante y consistentemente enseñado desde el principio de esta, lo cual en la mayoría de las veces es motivo de escándalo para el mundo que busca la confirmación y consuelo de las multitudes, de las masas irracionales e incrédulas.

Caminar con Jesucristo significa muchas veces, caminar sólo en este mundo, alejado del resto de los hombres. Esto es ocasión de temor hasta que aprendemos a separarnos del mundo y buscar con todo nuestro ser, sólo a Dios. Una vez que nos negamos a nosotros mismos para entregar nuestro corazón, mente y alma completamente a Dios, encontraremos gran gozo y alegría al cargar nuestra cruz. Para luego dejar de ser escandalizados en Cristo y Su Iglesia.

Los paganos, judíos, musulmanes, protestantes, Novus Ordo, tradicionalistas etc. dirigen todos sus ataques en contra del Cuerpo Místico de Jesucristo, la Iglesia Católica y buscan con y por todos los medios a su alcance escandalizar y llevar al error a todos y cada uno de los que no han abandonado todavía la Iglesia, consecuentemente a Jesucristo.

Existen constantes ataques por todos lados. Los que no son escandalizados por el reducido número de fieles, son tentados por la sencillez de los lugares donde la Iglesia es forzada a ofrecer el Santo Sacrificio. Quienes no son tentados por tal superficialidad son de alguna manera tentados por la “ciencia” o “razón”.

Hacen aparecer a la Iglesia como anticuada en Su doctrina, práctica o culto. Quieren hacernos creer que la Iglesia está en contra de la mujer o en contra de la libertad etc. Sugieren sutilmente que la Iglesia no puede ser correcta porque niega igualdad de oportunidades para el estado clerical a las mujeres, casados, sodomitas etc. o sugieren que Sus reglas son muy rígidas o, exigentes. Debería hacer lugar para los modernos “avances” sexuales sobre la concepción, prevención, libertad de fornicar, adulterio, familias desunidas, asesinato, aborto, y aún más la muerte de los ancianos, discapacitados y quienes tengan malformaciones.

Los pecados y crímenes específicos de los individuos que mantienen una aparente representación de la Iglesia (aún después de haber dejado de creer y seguir todo lo que la esta Iglesia enseña y que consecuentemente ya no pueden representar) son lanzados sobre la cara de los verdaderos seguidores de Cristo para escandalizarlos y alejarlos de Él y Su esposa la Iglesia.

Es verdad, ha llegado el tiempo en que la Palabra de Dios ya no es bienvenida en los edificios que fueron una vez dedicados y consagrados como Casa de Dios. Ha llegado ya el tiempo, cuando los verdaderos seguidores de Cristo son perseguidos por quienes claman que están haciendo la voluntad de Dios.

Parece ser verdad que, debido al reducido número de verdaderos seguidores, existen muchos anticristos que ponen muy poca o ninguna atención a La Iglesia y Sus miembros; mientras que al mismo tiempo, es verdad que, debido al reducido número, somos incesantemente atacados por todos lados. Somos un número muy reducido de los restos de la barca de la Iglesia, flotando en las aguas peligrosas del mar de la maldad. Este mar enfurecido y en las manos del demonio que nos asecha, busca constantemente destruir los restos de la Iglesia de Jesucristo.

No seamos escandalizados y tomemos valor que todo esto pasará, mas Jesucristo y Su verdadero reino permanecerán.

Así sea.

Saturday, May 8, 2010

DOMINGO 5to. DESPUÉS DE PASCUA

9 DE MAYO DE 2010

Queridos Hermanos:

Cuando el mundo busca la panacea (la cura para todos sus males) a su modo, por lo general podemos decir que, busca en vano, porque siempre busca en los lugares equivocados. Mientras que coloquemos toda nuestra confianza y esperanza en la medicina y médicos, estaremos siempre incompletos. Si algo ayuda, esta es raramente completa o acompañada de consecuencias no deseadas, efectos colaterales. Lo mismo sucede cuando buscamos soluciones en la ciencia, tecnología, educación, finanzas o el gobierno. Todas estas cosas son herramientas o alguna forma de ayuda para vivir en este mundo, pero ninguno de estos son la respuesta completa para nuestros problemas y necesidades.

Quienes dicen que han encontrado la panacea, en las cosas de este mundo, para los problemas de hoy, son charlatanes.

Sólo Dios puede curar todos los males, luego entonces sería tonto buscar en cualquier otro lugar. Cristo nos ofrece esta solución a todos nosotros, en el evangelio de hoy:

“En verdad, en verdad os digo, que cuanto pidiereis al Padre en mi nombre os lo concederá”

La oración hecha a Dios en nombre de Jesucristo abre todas las posibilidades para poder nosotros recibir ayuda. Todas las cosas son posibles a Dios. Siempre estamos en la necesidad de algo, luego entonces debemos orar. Debemos buscar que toda nuestra vida sea una constante oración a Dios. Debemos siempre elevar nuestro corazón y mente a Dios y algo mas debemos hacer, mantener siempre el hábito de la buena intención en todo lo que hacemos. Este es un acto de la voluntad, aposento del amor.

Lo que amamos profundamente esta siempre primero en nuestra mente, ocupa de manera predominante nuestros pensamientos y jamás esta tan alejado de nosotros sin importar en donde nos encontremos o que tan ocupados estemos. Nuestra constante intención es hacer lo que tengamos que hacer para complacer a quien amamos o acercarnos más a él. El enamorado, duerme, despierta, respira, trabaja, juega etc. por este amor. Busca entrar en la voluntad del ser amado para completar y realizar todos sus deseos. El que ama, continúa con esta apasionante búsqueda, constantemente por alcanzar la intimidad de corazón y mente, y encuentra la mayor felicidad y alegría con una simple mirada o gesto de aprobación de parte de este amor.

Este es el amor al que nos llama Dios Nuestro Señor cuando nos dice que debemos amarlo con todo nuestro ser: mente, corazón y alma. Este amor nos mantendrá en constante comunicación, oración, con El. Y todo lo que, quien verdaderamente ama a Dios, pida en nombre de Su Hijo, sin duda alguna lo recibirá.

Debemos, sin embargo, continuar practicando nuestra oración formal, pero no debemos considerarla suficiente. Debemos mantener en mente que jamás amaremos a Dios como debemos, consecuentemente nuestras oraciones siempre serán pocas.

No podemos abandonar nuestras otras obligaciones de esta vida o estado, para dedicar todo nuestro tiempo a la oración formal, pero si podemos formar la intención y deseo de dedicar todas nuestras acciones, palabras y pensamiento a Dios como una simple muestra de nuestro amor por El.

Este amor envolvente acarrea el aspecto necesario de la devoción en nuestra oración.

Buscamos lograr acercarnos a Él, en la devoción, postura, limpieza apropiada para no convertirnos en una ofensa en lugar de una alegría. Los verdaderos amantes, nunca se presentan “con el pelo en desorden” ante el ser amado. Buscan siempre presentarse con lo mejor, y no tanto esconder, sino eliminar por completo todo aquello que es rechazado o desplaciente al ser amado.

Quienes proclaman acercarse a Dios tal y como son (en el sentido de hacer oración) porque Dios ya los conoce y quieren ser “honestos” con Él; sólo demuestra la falta de verdadero amor o respeto por Dios.

Quien tiene su corazón lleno del amor y alabanzas a Dios, no duerme o cae en la práctica maligna de usar el santo nombre de Dios en vano. Cuando nuestro corazón está constantemente cantando el amor de Dios, no puede suceder otra cosa más que, esta bondad aparezca.

Quienes aman a Dios raramente encuentran la necesidad de pedirle cualquier otra cosa, sólo piden Su gracia, necesaria para perseverar en su amor o incrementarlo a pesar de todos los obstáculos que este mundo, nuestras pasiones y demonio coloque en nuestro camino.

Todo lo que es y suceda ha sido de manera directa o indirecta deseado o por lo menos, permitido por Dios. Y como tal, quienes verdaderamente lo aman, buscan a toda costa unir su voluntad con la de Él. Por lo tanto, si Él quiere que suframos de alguna manera alguna dificultad, quienes verdaderamente lo aman, estarán ansiosos por recibir y vivir esta situación.

La oración de quien ama real y verdaderamente no pide algo para sí mismo (egoísta) sino que busca el beneficio para el ser amado.

Esta es la meta que Dios nos tiene preparada. Esta es la meta que todos los santos alcanzaron. La misma que los arrimó a pedir a Dios, no tanto el que disminuyeran sus sufrimientos en el aquí y ahora, sino mas bien incrementarlos, si con esto obtendrían como resultado, mayor honor y gloria a Dios. (El mayor y mejor amante)

Esta es la mayor panacea para alcanzar la felicidad, consuelo y alegría en todas las cosas que recibimos de Dios, no sólo en lo placentero sino en las cruces y sufrimientos.

Que así sea.

Saturday, May 1, 2010

DOMINGO 4to. DESPUÉS DE PASCUA

2 DE MAYO DE 2010

Queridos Hermanos:

Una gran tristeza llenó el corazón de los apóstoles, nos relata la lectura del día de hoy, al anunciarles Nuestro Señor Jesucristo Su separación de estos; nos señala también que, Jesucristo les ofrece una razón de esperanza. Es necesario que El vaya al Padre para que pueda venir el Espíritu Santo y al recibirlo serán iluminados y fortalecidos.

Esto nos ofrece la oportunidad de considera la virtud de la Esperanza.

Como podemos ver a nuestro alrededor esta virtud ha sido orillada al extremo opuesto. Pecamos en contra de esta virtud ya sea por depender demasiado sobre ella, como si fuera algún tipo de magia o ignorándola como si no tuviera ningún valor.

La osadía es un pecado en contra de la esperanza. Este pecado nos lleva a colocar una confianza irreal en la misericordia de Dios. Tenemos una gran expectativa por el futuro pero no hacemos nada para lograrlo nosotros mismos. Ponemos toda la responsabilidad sobre Dios, olvidándonos de que Dios ayuda a quien se ayuda a sí mismo. Cuando seamos tentados a este extremo debemos recordar que: “Una fe sin obras es una fe muerta”.

Dios nos ha dado un cuerpo, tiempo, voluntad, inteligencia y un objetivo que alcanzar. Espera que pongamos todo esto en práctica para alcanzar aquello que esperamos lograr. Es una tontería pensar que no tenemos nada que hacer para lograr nuestras metas y creer que con el sólo hecho de tener fe, es suficiente. Si nos sentamos a esperar y no hacemos nada, nada se realizará.

En el nivel de lo aparente tal “fe” será algo bueno. Somos embaucados nosotros mismos con la idea de que “todo depende de Dios” o adoptamos una falsa humildad, diciendo que no podemos hacer nada más que esperar. Sin embargo tal actitud es un insulto a Dios. El nos ha dado las herramientas y habilidad para desear y lograr, nos ha dado el libre albedrio y espera que anhelemos y escojamos lo que es bueno y al así hacerlo, alcanzar el bien con todos los dones y beneficios que ya hemos recibido.

Sepultar estos dones que Dios nos ha dado, con la esperanza de que esto le agrade y nos recompense por nuestra inactividad y flojera, es algo verdaderamente vergonzoso.

Tal osadía parece ser más abundante entre los modernistas y liberales, tanto en el campo religioso como secular. Su “optimismo” irreal es en cierta manera repulsivo, para cualquier persona pensante. ¿Cuánto más lo será para Dios?

Al otro lado del espectro vemos, el vacio opuesto, en contra de la esperanza: La desesperación.

Este pecado es igualmente peligroso, ilógico y repulsivo.

Cuando volteamos a nuestro alrededor vemos toda la maldad que hay en el mundo. Según percibimos la dimensión del problema y sus consecuencias tanto espiritual como material somos tentados a la desesperación, los problemas son tan grandes que todo parece indicar que no importa lo que hagamos, todo será inútil, en contra de la gran ola de maldad. La tentación es que darnos inmóviles.

De igual forma se sepultan, con este vicio, nuestros talentos y dones y permanecemos pasivos sin ningún beneficio ni servicio.

Quienes caen en esta trampa frecuentemente se convierten en una carga para los demás, con sus constantes quejas de los problemas existentes en la religión, política, salud, educación etc. Pareciera como si todo estuviera mal y no pudiéramos encontrar la solución a todo esto. Una gran cantidad de grupos políticos y religiosos caen en esta forma actitud. Se sientan a esperar que las cosas cambien y se mejoren; pidiendo a Dios les diga cuándo va hacer algo al respecto.

Otra forma de desesperación es la que concluye que Dios no puede o no va ayudar. Tal fue la situación de Judas y algunos otros que lo imitaron. La dimensión del problema dicen estos, es demasiado grande para Dios. Luego entonces dejan de vivir literal o figurativamente.

Debemos estar siempre alertas sobre estos pecados. No permitamos, jamás, que crezcan en nuestro corazón ningún pensamiento de timidez ni desesperación. Debemos estar convencidos que Dios hace todo lo posible para salvarnos y que no existe la posibilidad en que el hombre no pueda trabajar y conseguir su salvación.

Debemos estar siempre alertas de no caer en una falsa confianza o en la osadía. Dios desea de antemano que todos los hombres se salven, con la única condición de que lo amen y cumplan sus mandamientos.

Debemos rechazar toda frivolidad y presunción, confiando siempre en Dios y haciendo el bien. Debemos aplicar Su gracia para la adquisición de la virtud y servirle fielmente todos los días de nuestra vida. Sólo de esta manera descansara nuestra esperanza en una base solida. “la fe sin obra es muerta”. De esta manera obtendremos lo que esperamos con fe – el perdón de nuestros pecados y la vida eterna.

Así sea.