Saturday, October 6, 2012
EL SANTISIMO ROSARIO
7 DE OCTUBRE DEL 2012
Queridos hermanos:
Si quisiéramos reducir toda la doctrina y prácticas de la Iglesia Católica, en un punto principal o central, llegaríamos sin duda al primer y mayor de los Mandamientos: Amar a Dios con todo nuestro ser.
Toda la creación a nuestro alrededor se nos ha dado para ayudarnos a lograr esto y acerarnos más y más a Dios.
Es una gran inversión o perversión del orden debido, cuando usamos estas cosas creadas para rebelarnos y alejarnos de Dios. Esto lamentablemente, es exactamente lo que el hombre hace, desde la caida de nuestro primer padre Adan, hasta hoy, en nuestros días.
La misericordia de Dios y su amor por nosotros, no podrían permitir que permaneciéramos sin esperanza, perdidos, en la oscuridad del pecado; por lo que decide hacerse uno como nosotros en Su humanidad, no sólo para redimirnos (pagar el precio por nuestros pecados) sino que también, para mostrarnos el camino apropiado y verdadero para entender toda la creación.
Dentro de la Sabiduría Divina, Dios permite que la Santísima Virgen María sea preservada de todo sufrimiento de tinieblas, del pecado. Sólo ella, permaneció limpia y capaz de ver la creación Divina, como la dirección y medio de llevarnos de regreso nuevamente a Dios.
El corazón de María (llena de amor) se dirigía siempre y en todo momento hacia Dios. Nunca se distraía o fue llevada por el mundo creado. Todo era siempre una manera de recordarle la grandeza de Dios. Vemos en esto que siempre estuvo “llena de gracia”.
La contemplación e imitación de la vida de la Santísima Virgen María, es un libro abierto a la contemplación de llevar una vida plena y alejada del pecado. Es el camino a seguir para re-establecer el orden debido y perdido por el pecado.
Si tomamos seriamente la vida de María como nuestra guía, muy pronto veremos la mano de Dios en todo lo creado y empezará a cantarnos la belleza, majestad, gloria y poder de Dios. De esta manera abrimos nuestro corazón para recibir a Cristo en nuestra alma, como lo hizo la Santísima Virgen, en cuerpo y alma. Diremos como san Pablo, ya no vivo ahora yo en mí, sino Cristo es quien vive en Mí (Gálatas 2,20).
La vida de la Santísima virgen es la única vida perfecta, de todos los hijos de Adán, y como tal, guarda muchos tesoros para quienes desean contemplarla y devotamente imitarla. La santísima virgen le dice a Santo Domingo que desea que promueva la devoción del Santísimo Rosario.
Con esto, nuestro santo ha logrado muchas y maravillosas bendiciones en toda la Iglesia, para el gran honor de Dios, sin mencionar, el gran amor y devoción a la Santísima Virgen Madre de Dios. Fue por medio del Santo Rosario que fue librada y vencido el enemigo en la Batalla de Lepanto en 1571. La cual origina que el Papa y Santo Pio V instituyera esta festividad y que la Santísima Virgen fuera invocada como “Auxilio de los Cristianos”.
El Santo Rosario, establece ante nosotros los principales hechos de la vida de la Santísima Virgen María. Cuando oramos y contemplamos cada uno de los misterios, nos unimos cada vez más a Dios y Su amor por nosotros y la razón para no querer alejarnos de Este. Su vida es el camino a seguir para acercarnos a Dios y cómo podemos vivir este camino en nuestra vida diaria.
Lo que es lamentable, sin embargo, es que la mayoría recita y dice el Santo Rosario sin siquiera detenerse a entender que es lo que está diciendo. No es la intención de la Santísima Virgen ni de Dios, que recitemos estos misterios sin frutos espirituales. Quien hace esto, está más bien insultando a Dios y a la Santísima Virgen.
De igual forma encontramos la más vil de las maldades, más allá de la indiferencia fría, en la pretendida devoción a la Virgen, es decir la que lleva toda la intención de engañar a los demás y alejarlos de la Iglesia. Estos embusteros proclaman promover la devoción del Rosario, de Fátima, del escapulario Carmelita etc. Mientras que al mismo tiempo son promotores de la más clara desobediencia unidos a la herejía y al cisma.
Los católicos deben y siempre han estado alerta en contra de estos charlatanes, sin embargo, es ahora en nuestros días que se debe estar mucho más al pendiente ya que los demonios se han convertido y perfeccionado cada vez más sus trucos, apareciendo como ángeles de luz.
No todo aquel que “reza” el santo rosario, es católico. Ninguno de estos, fuera de la Iglesia, están complaciendo a Dios ni a María Santísima, sin importar que tan devotos parezcan. Las oraciones de los herejes no agradan a Dios. Son más bien, insultos y burlas. Podemos decir que se han convertido en actos de idolatría al crear falsos dioses y una madre falsa de ese dios, que ahora adoran y veneran.
Lo que antes era sacramental y oraciones se han convertido en supersticiones y “actos de buena suerte”, para estas pobres almas extraviadas. No existe la salvación fuera de la verdadera Iglesia, no importa que tan “devotos” parezcan a la santísima Virgen. Portar el escapulario no es garantía de entrar al Cielo. Debemos por lo tanto, como católicos entender y poner en práctica lo que estos sacramentales y ornamentos religiosos representan. Así como el collar romano no hace a quien lo porta, sacerdote, de igual manera, el escapulario o el rosario, por si mismos, no hacen a quienes lo portan, católicos.
El primer Mandamiento nos prohíbe que oremos con herejes. Tengamos mucho cuidado al no caer en la trampa que dice que está bien que oremos con ellos, porque lo hacen por María Santísima.
Mejor busquemos, en esta devoción, unirnos únicamente con los verdaderos católicos, para poder obtener todas las gracias y meritos que estas devociones nos ofrecen.
Así sea,