25 DE NOVIEMBRE DE 2012
QUERIDOS HERMANOS:
El día de hoy nos toca considerar el fin, nuestro fin.
Lo que se nos presenta en el evangelio es referente tanto al la destrucción de Jerusalén, que ya ha sucedido y proféticamente, al final de los tiempos. Consideremos la parte profética y veamos que aplica para nosotros. Podemos considerar el fin del mundo y nuestro propio fin mortal. En cualquiera de ambos casos, el tiempo dejara de existir, para nosotros, en ese momento.
Jesucristo vendrá a nosotros de manera particular a juzgarnos y de manera completa en el juicio general. Cuando venga no necesitaremos buscarlo, aparecerá sin lugar a dudas. Para el bien de quienes lo aman, será tiempo de gran alegría, para quienes han amado algo distinto, será un tiempo de gran dolor y remordimiento.
Esta parte profética del evangelio nos dice como debemos comportarnos. Sólo un tonto verá todas las señales del fin y pretender que no lo son. Tal comportamiento lo vemos en muchos de los llamados “tradicionalistas” que ven claramente la “abominación de la desolación en el Lugar Santo” (la religión del Novus Ordo que ha invadido y usurpado la propiedad y posición de la Iglesia Católica) y a pesar de todo esto rehúsan alejarse del impostor que practica el ecumenismo con todas las religiones falsas y “dioses” del mundo de hoy.
Si nos hemos alejado de esta casa de maldad, no debemos regresar a recoger nada de ella. Lo que hayamos dejado, debe para nosotros, ser como algo ya perdido. No debe importar si estamos en el techo o en el campo, debemos huir de esta casa, sin preocuparnos por lo que dejamos tras de nosotros: seres queridos, familia, amigos, momentos alegres etc. Aún si tuviéramos algún niño en edad de ser amamantado por su propia madre, no debemos permitir que sea un obstáculo para acudir y unirnos a Dios. Se encargara de que no tengamos ningún obstáculo entre nosotros y El. Leamos las amonestaciones de san Agustín y corramos llenos de fe y sin ningún temor.
“corramos en la caridad y el amor, olvidando las cosas temporales del tiempo. Es tiempo de llamar al fuerte y no al perezoso. Los ladrones abundan. En cada esquina el diablo está esperando, devorar y tomar posesión, y quien cae en sus garras queda impedido o apartado del buen camino. Lo detiene y aleja de lo bueno, lanzándolo a las trampas de la falsedad, en las herejías y cismas o dejándolo caer en cualquier otro tipo de supersticiones”.
“los tienda a través del deseo o el miedo. Primeramente por el deseo, prometiéndoles y dándoles los engaños del placer. Cuando encuentra algún hombre que rechaza estas cosas y pareciera que ha cerrado las puertas del deseo, lo empieza a tentar por medio del temor. Si ya no deseas nada de este mundo y has por decirlo cerrado sus puertas; temerías aún perder lo que tienes, no has cerrado la puerta del temor. Ser fuerte en la fe. Presta atención para que ningún hombre te arrastre a la maldad por medio de algún tipo de promesas, y no permitas que nadie te obligue a caer en el engaño por cualquier tipo de amenaza.
Cualquier cosa que este mundo te prometa, será mucho mayor en el reino de los cielos, cualquier amenaza que te dicte el mundo el fuego del infierno es mucho mayor. De igual forma si quieres alejarte de todo temor humano, ten temor del castigo eterno que Dios te dicta. Y si deseas alejarte de toda concupiscencia. Desea con todo tu ser la vida eterna que promete Dios. De esta manera cierras la puerta del demonio y abres el camino a Cristo Nuestro Señor”.
“Volteando luego entonces, a nuestro Señor y Dios, busquémoslo con toda honestidad para que el poder de su misericordia fortalezca nuestro corazón en Su verdad, para que nos de paz a nuestra alma”
“Que Su gracia abunde entre nosotros, y que tenga misericordia de nosotros. Que aleje todo escándalo de nuestra vista y que ante Su Iglesia, todos los que lo aman, que por Su poder y de la abundancia de su misericordia nos permita servirle por siempre. A través de Jesucristo Su Hijo, nuestro Señor que vive y reina en unión del Espíritu Santo” Amen
Saturday, November 24, 2012
Saturday, November 17, 2012
DOMINGO 25to. DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
18 DE NOVIEMBRE DE 2012
Queridos Hermanos:
El día de hoy, tomamos en consideración la forma en que las grandes obras inician de una manera pequeña y en ocasiones insignificantes. La semilla de mostaza y el grano de levadura, son pequeñas y por ende humilde, sin embargo, contienen un gran potencial. Mostrándonos con esto, nuevamente como Dios exalta a los humildes y humilla a los orgullosos.
La Iglesia Católica se encuentra en esta situación de humildad, cuando Cristo nos dice: “El Reino de Dios es como…” nos encontramos en el estado de semilla, el potencial total, crecimiento y desarrollo, sólo será verdaderamente visto, en la eternidad del Cielo.
Vemos, de igual forma, que la semilla debe morar a sí misma, enterrada para que pueda desarrollarse en l gran planta, que ha sido designada ser. Lo mismo sucede con el grano de levadura que es sepultada o escondida dentro de la masa de harina. Para poco a poco influir y cambiar la harina hasta ser transformada en una nueva levadura.
Lo mismo sucede con la Iglesia, debe transformar a todo el mundo. Se encuentra a si misma sepultada en este mundo, rodeada de todo tipo de maldad y pecadores. Es su misión en toda verdad y fe difundir el Evangelio de la humildad de Cristo Crucificado, transformando la maldad en bondad y al orgulloso en humilde. Su misión es unir a los hombres individuales, en un solo Cuerpo de Cristo, así como la levadura se une al trigo en una sola masa.
Al considerar la parábola de hoy, nos damos cuenta de una gran información relativa a la parábola de la semana anterior. Vimos como los berberechos crecen junto al trigo, lado a lado. Hoy vemos que el pecador debe convertirse o cambiar a humilde y recibir la vida, como miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo.
La Iglesia que en ocasiones aparece como pequeña e insignificante, para en la eternidad ver algo realmente sorprendente y diferente. Comparada con las megas iglesias de los herejes, la Iglesia católica parecería insignificante, sin embargo, en este estado humilde, promete una gran recompensa en la eternidad. Reincorpora a todos los que quieran seguirla a Ella y en Cristo, dándoles vida.
Los demás sin importar que tan grandes aparezcan serán todas destruidas y muertas.
Vemos en la vida de los santos, especialmente en los más humildes y apartados del mundo, que atraen a los hombres buenos y que al verlos y escucharlos son poco a poco transformados en imitadores de sus virtudes.
Si consideramos la humildad de San Francisco, casado con las virtudes de la pobreza, castidad y obediencia, buscando morir a sí mismo, se dio cuenta que en lugar de morir realmente vivía, en Cristo. Sus seguidores inmediatamente empezaron a multiplicarse, cada uno de estos buscando imitar y seguir los pasos de este hombre simple y humilde.
Esta alma humilde ha sido multiplicada muchas de las veces. Muchas almas han entrada a la Orden Franciscana, para desarrollar e imitar las virtudes de San Francisco de Asís en sus vidas.
No es nuestra intención ni lo fue de san Francisco convertirse en un falso dios. Esto es verdaderamente repulsivo para cualquier alma verdaderamente humilde. San Francisco sólo buscó imitar a Cristo y lo hizo muy bien.
Llevó incluso, las llagas de nuestro Señor Jesucristo, en su cuerpo. Por lo tanto podemos decir que al seguir e imitar a san Francisco estamos siguiendo e imitando a Cristo Nuestro Señor.
Cristo es como la semillita de mostaza o la levadura escondida en la harina. Humillado y muriendo en la cruz sólo para desarrollar en el hombre, una unión más con El mismo. Desde su lecho de muerte y estado de desconocido surge y es elevado a las Alturas.
Todos los que cree y son bautizados completan lo que faltaba (Col 1, 24) transformando su muerte pecaminosa en miembros vivientes de Cristo, en un sentido, creciendo en el Cuerpo de Cristo.
Todos y cada uno de nosotros logramos esto cada vez que nos acercamos más a Él y le permitirnos transformarnos. Debemos tomar nuestra cruz diariamente, muriendo humildemente a nosotros mismos para poder seguir a Cristo de manera perfecta al calvario.
Es esta forma de morir a nosotros mismos que nacemos a la vida eterna señala la Oración de San Francisco De Asís.
No podemos voltear a ver a Cristo como lo hacen los protestantes que señalan que Cristo ya ha hecho todo, sin dejarnos nada por hacer, sólo necesitamos creer. La gloria del nombre Cristiano sin ser como Cristo es una ilusión vana y vacía.
De igual forma vemos muchos religiosos que se glorían en el nombre de su fundador, pero que no logran jamás imitar el espíritu de estos. Ni siguen el espíritu religioso, o a Cristo. Ninguno de estos tiene vida en sí mismos aunque aparezcan en una gran cantidad o prósperos, más que los religiosos verdaderos o católicos verdaderos.
Dios no está interesado por la cantidad numérica de este mundo sino en su calidad. Un alma que en toda humildad esta imitando y siguiendo a Cristo en su sufrimiento y muerte, vale mucho más que todo el mundo viviendo en pecado, en la vanidad y orgullo.
Por estas almas, vemos que Dios puede hacer grandes obras, como lo hizo con San Francisco de Asís. Tanto a Su Iglesia en este mundo como de manera individual a la gente que forma parte de Su Cuerpo Místico. Las cuales son como la semilla de mostaza. Todo el que se una a estos recibirá la vida y entrara por el mismo camino, de la virtud de la humildad, muriendo a sí mismos. Cualquier otra forma es una decepción diabólica.
No podemos salvar esta vida si queremos la vida eterna (San Lucas 9, 24). No podemos entrar a la Iglesia o vida religiosa sin tomar el espíritu de la Iglesia o la Orden a la que se ingresa. No podemos servir a dos amos. (San Mateo 6,24).
Si vamos a permitir a Cristo vivir en nosotros, muriendo a nosotros mismos, debemos ser como Él para atraer a otros a Él, tal y como lo hizo san Francisco y los demás santos.
Así sea
Queridos Hermanos:
El día de hoy, tomamos en consideración la forma en que las grandes obras inician de una manera pequeña y en ocasiones insignificantes. La semilla de mostaza y el grano de levadura, son pequeñas y por ende humilde, sin embargo, contienen un gran potencial. Mostrándonos con esto, nuevamente como Dios exalta a los humildes y humilla a los orgullosos.
La Iglesia Católica se encuentra en esta situación de humildad, cuando Cristo nos dice: “El Reino de Dios es como…” nos encontramos en el estado de semilla, el potencial total, crecimiento y desarrollo, sólo será verdaderamente visto, en la eternidad del Cielo.
Vemos, de igual forma, que la semilla debe morar a sí misma, enterrada para que pueda desarrollarse en l gran planta, que ha sido designada ser. Lo mismo sucede con el grano de levadura que es sepultada o escondida dentro de la masa de harina. Para poco a poco influir y cambiar la harina hasta ser transformada en una nueva levadura.
Lo mismo sucede con la Iglesia, debe transformar a todo el mundo. Se encuentra a si misma sepultada en este mundo, rodeada de todo tipo de maldad y pecadores. Es su misión en toda verdad y fe difundir el Evangelio de la humildad de Cristo Crucificado, transformando la maldad en bondad y al orgulloso en humilde. Su misión es unir a los hombres individuales, en un solo Cuerpo de Cristo, así como la levadura se une al trigo en una sola masa.
Al considerar la parábola de hoy, nos damos cuenta de una gran información relativa a la parábola de la semana anterior. Vimos como los berberechos crecen junto al trigo, lado a lado. Hoy vemos que el pecador debe convertirse o cambiar a humilde y recibir la vida, como miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo.
La Iglesia que en ocasiones aparece como pequeña e insignificante, para en la eternidad ver algo realmente sorprendente y diferente. Comparada con las megas iglesias de los herejes, la Iglesia católica parecería insignificante, sin embargo, en este estado humilde, promete una gran recompensa en la eternidad. Reincorpora a todos los que quieran seguirla a Ella y en Cristo, dándoles vida.
Los demás sin importar que tan grandes aparezcan serán todas destruidas y muertas.
Vemos en la vida de los santos, especialmente en los más humildes y apartados del mundo, que atraen a los hombres buenos y que al verlos y escucharlos son poco a poco transformados en imitadores de sus virtudes.
Si consideramos la humildad de San Francisco, casado con las virtudes de la pobreza, castidad y obediencia, buscando morir a sí mismo, se dio cuenta que en lugar de morir realmente vivía, en Cristo. Sus seguidores inmediatamente empezaron a multiplicarse, cada uno de estos buscando imitar y seguir los pasos de este hombre simple y humilde.
Esta alma humilde ha sido multiplicada muchas de las veces. Muchas almas han entrada a la Orden Franciscana, para desarrollar e imitar las virtudes de San Francisco de Asís en sus vidas.
No es nuestra intención ni lo fue de san Francisco convertirse en un falso dios. Esto es verdaderamente repulsivo para cualquier alma verdaderamente humilde. San Francisco sólo buscó imitar a Cristo y lo hizo muy bien.
Llevó incluso, las llagas de nuestro Señor Jesucristo, en su cuerpo. Por lo tanto podemos decir que al seguir e imitar a san Francisco estamos siguiendo e imitando a Cristo Nuestro Señor.
Cristo es como la semillita de mostaza o la levadura escondida en la harina. Humillado y muriendo en la cruz sólo para desarrollar en el hombre, una unión más con El mismo. Desde su lecho de muerte y estado de desconocido surge y es elevado a las Alturas.
Todos los que cree y son bautizados completan lo que faltaba (Col 1, 24) transformando su muerte pecaminosa en miembros vivientes de Cristo, en un sentido, creciendo en el Cuerpo de Cristo.
Todos y cada uno de nosotros logramos esto cada vez que nos acercamos más a Él y le permitirnos transformarnos. Debemos tomar nuestra cruz diariamente, muriendo humildemente a nosotros mismos para poder seguir a Cristo de manera perfecta al calvario.
Es esta forma de morir a nosotros mismos que nacemos a la vida eterna señala la Oración de San Francisco De Asís.
No podemos voltear a ver a Cristo como lo hacen los protestantes que señalan que Cristo ya ha hecho todo, sin dejarnos nada por hacer, sólo necesitamos creer. La gloria del nombre Cristiano sin ser como Cristo es una ilusión vana y vacía.
De igual forma vemos muchos religiosos que se glorían en el nombre de su fundador, pero que no logran jamás imitar el espíritu de estos. Ni siguen el espíritu religioso, o a Cristo. Ninguno de estos tiene vida en sí mismos aunque aparezcan en una gran cantidad o prósperos, más que los religiosos verdaderos o católicos verdaderos.
Dios no está interesado por la cantidad numérica de este mundo sino en su calidad. Un alma que en toda humildad esta imitando y siguiendo a Cristo en su sufrimiento y muerte, vale mucho más que todo el mundo viviendo en pecado, en la vanidad y orgullo.
Por estas almas, vemos que Dios puede hacer grandes obras, como lo hizo con San Francisco de Asís. Tanto a Su Iglesia en este mundo como de manera individual a la gente que forma parte de Su Cuerpo Místico. Las cuales son como la semilla de mostaza. Todo el que se una a estos recibirá la vida y entrara por el mismo camino, de la virtud de la humildad, muriendo a sí mismos. Cualquier otra forma es una decepción diabólica.
No podemos salvar esta vida si queremos la vida eterna (San Lucas 9, 24). No podemos entrar a la Iglesia o vida religiosa sin tomar el espíritu de la Iglesia o la Orden a la que se ingresa. No podemos servir a dos amos. (San Mateo 6,24).
Si vamos a permitir a Cristo vivir en nosotros, muriendo a nosotros mismos, debemos ser como Él para atraer a otros a Él, tal y como lo hizo san Francisco y los demás santos.
Así sea
Saturday, November 10, 2012
DOMINGO 24 DESPUÉS DE PENTECOSTES
11 DE NOVIEMBRE DE 2012
Queridos Hermanos:
La verdad llega primero y detrás de esta viene el mal. Vemos que la tierra es labrada, el grano sembrado, y después, cubierta de obscuridad, aparece el berberecho. De igual forma, llegan los profetas y los anti profetas aparecen, llegan los apóstoles y los anti apóstoles hacen acto de presencia, llegan los Papas y los anti-papas aparecen. Así como llega Cristo aparecen el anti- Cristo.
El mal no puede mantenerse a sí mismo, siempre sigue e imita a la verdad y lo bueno. Los demonios ven y observan que es lo que se está formando para luego conspirar en producir una copia falsa de ello.
Vemos tantas imitaciones falsas a nuestro alrededor en casi todos los aspectos de nuestra vida: gobierno, ley, educación, salud etc. Pero lo peor de todo esto, son las falsas religiones, todo parece indicar que no hay límite ante esto. Antes de que una sea expuesta ya están apareciendo muchas otras más. Esta es la razón para cada una de las herejías, que la maleza es acomodada en rollos, cada secta distinta y separada. La Iglesia católica por otra parte esta toda unida en un lugar seguro.
Con gran facilidad se es intimidado por la cantidad numérica de los herejes, cuando los vemos a nuestro alrededor, sin embargo, cuando empezamos a considerar los errores particulares de cada una de estas falsas religiones, es realmente insignificante la diferencia comparada con tantos santos en el Cielo.
Fraccionados en los diferentes grupos y sectas son realmente pequeños e insignificantes en comparación con la grandeza de Dios y las verdades eternas de Su Iglesia. Los demonios, sin embargo, nuevamente han progresado y nuevamente desarrollado nuevas técnicas para engañar, aún más, en esto.
Al ver la catolicidad (naturaleza universal) de la Iglesia, los demonios, en la persona de sus marionetas, han estado trabajando a su máximo esplendor para crear una iglesia anticatólica. Inician con un demonismo como ganador absoluto, para dividirse según sirva los propósitos de los demonios. Posteriormente en la búsqueda de este objetivo, llega la masonería. Los cuales buscan unir a todas las religiones bajo un mismo techo (el de ellos). Por lo que reciben a todas y cada una de las religiones bajo el titulo de un mismo “creador”, indistinto, y ambiguo.
Esto es un gran obstáculo para la Iglesia católica, que constantemente y con mucha anterioridad condena estos errores. Los cuales (sin abandonarlos por completo) caen en la categoría de agentes del demonio infiltraos en la Iglesia Católica, sembrando errores, no sólo en la filas inferiores sino hasta el lugar de mayor autoridad de Roma. Mientras que las yerbas crecían y florecían entre si, en el vaticano, en los seminarios y diócesis de todo el mundo, de manera simultánea, los demonios promovían la idea de “una Religión mundial” basada en la idea masónica, a imitación de la Iglesia Universal.
Somos testigos de estos acontecimientos que suceden en frente de nuestros ojos, los que algunos Papas llamaban modernismo, como la culminación de todas las herejías.
Busquemos que la remanencia de la Iglesia católica no caiga sobre esta red y sea arrastrada al infierno, ya han hecho convenios con la secta de Lefebvre (llamada “Sociedad san Pio X) y otros “tradicionalistas” para unirlos y empaquetarlos todos en un mismo envío a la monstruosidad de la anti Iglesia.
Al condenar el falso ecumenismo de la Iglesia modernista del Novus Ordo, los “tradicionalistas” practican la misma cosa a su modo. La secta de Lefebvre reconoce y participa con los modernistas del Novus Ordo, cuando les conviene o sus propios “servicios” no están disponibles, aún a pesar de llamarlos herejes.
Los tan repudiados miembros de la secta de Lefebvre (mejor conocidos como los Northeast Nine) “sociedad de San Pio V”, secta de Dolan, sociedad de San Pedro, etc. En todas sus sectas de manera ecuménica rendirán culto en unión de su secta madre, buscando la aceptación de los herejes modernistas.
Las demás sectas tradicionalistas aceptan y de manera ecuménica oran con una o más sectas de Lefebvre. Vemos de manera clara la difusión y propagación de esta secta de forma universal, contaminando con su maldad a todo el mundo. Cada grupo hereje buscando unirse la una con la otra, intimidando de esta manera a la verdadera iglesia, reducida a unos cuantos.
No hay duda que el reino del Demonio, está unido en este propósito, para al final de todo sufrir de manera completa el más grave de las condenas del fuego eterno, pero mientras tengan tiempo, en este mundo, buscaran y multiplicaran sus sectas para capturar más ineptos y no dejar a nadie escapar de sus redes. Debemos sufrir estos ataques con la paciencia del santo Job, cuando vemos lo que sucede a nuestro alrededor y sólo vemos maleza y mala yerba, debemos con gran humildad, elevar nuestra mirada y corazón al cielo para darnos cuenta que el número reducido de católicos, no está sólo ni superado en cantidad.
Hay muchos santos en el cielo, al lado de muchos ángeles, sin mencionar la grandeza de Dios mismo.
Antes de la cosecha, todo aparece como mala yerba, pero una vez que se separa lo bueno de lo malo, veremos las cosas mucho más claras. Cuando son enviadas al pasillo final del trillado, se notara de manera clara que hay más paja que granos. Para que sea separado lo malo y lo bueno limpio y purificado, ates de ser puesto el su destino final en el granero. Para de esta manera el número reducido de católicos asista en unión de los santos al Reino de los Cielos.
Así sea
Queridos Hermanos:
La verdad llega primero y detrás de esta viene el mal. Vemos que la tierra es labrada, el grano sembrado, y después, cubierta de obscuridad, aparece el berberecho. De igual forma, llegan los profetas y los anti profetas aparecen, llegan los apóstoles y los anti apóstoles hacen acto de presencia, llegan los Papas y los anti-papas aparecen. Así como llega Cristo aparecen el anti- Cristo.
El mal no puede mantenerse a sí mismo, siempre sigue e imita a la verdad y lo bueno. Los demonios ven y observan que es lo que se está formando para luego conspirar en producir una copia falsa de ello.
Vemos tantas imitaciones falsas a nuestro alrededor en casi todos los aspectos de nuestra vida: gobierno, ley, educación, salud etc. Pero lo peor de todo esto, son las falsas religiones, todo parece indicar que no hay límite ante esto. Antes de que una sea expuesta ya están apareciendo muchas otras más. Esta es la razón para cada una de las herejías, que la maleza es acomodada en rollos, cada secta distinta y separada. La Iglesia católica por otra parte esta toda unida en un lugar seguro.
Con gran facilidad se es intimidado por la cantidad numérica de los herejes, cuando los vemos a nuestro alrededor, sin embargo, cuando empezamos a considerar los errores particulares de cada una de estas falsas religiones, es realmente insignificante la diferencia comparada con tantos santos en el Cielo.
Fraccionados en los diferentes grupos y sectas son realmente pequeños e insignificantes en comparación con la grandeza de Dios y las verdades eternas de Su Iglesia. Los demonios, sin embargo, nuevamente han progresado y nuevamente desarrollado nuevas técnicas para engañar, aún más, en esto.
Al ver la catolicidad (naturaleza universal) de la Iglesia, los demonios, en la persona de sus marionetas, han estado trabajando a su máximo esplendor para crear una iglesia anticatólica. Inician con un demonismo como ganador absoluto, para dividirse según sirva los propósitos de los demonios. Posteriormente en la búsqueda de este objetivo, llega la masonería. Los cuales buscan unir a todas las religiones bajo un mismo techo (el de ellos). Por lo que reciben a todas y cada una de las religiones bajo el titulo de un mismo “creador”, indistinto, y ambiguo.
Esto es un gran obstáculo para la Iglesia católica, que constantemente y con mucha anterioridad condena estos errores. Los cuales (sin abandonarlos por completo) caen en la categoría de agentes del demonio infiltraos en la Iglesia Católica, sembrando errores, no sólo en la filas inferiores sino hasta el lugar de mayor autoridad de Roma. Mientras que las yerbas crecían y florecían entre si, en el vaticano, en los seminarios y diócesis de todo el mundo, de manera simultánea, los demonios promovían la idea de “una Religión mundial” basada en la idea masónica, a imitación de la Iglesia Universal.
Somos testigos de estos acontecimientos que suceden en frente de nuestros ojos, los que algunos Papas llamaban modernismo, como la culminación de todas las herejías.
Busquemos que la remanencia de la Iglesia católica no caiga sobre esta red y sea arrastrada al infierno, ya han hecho convenios con la secta de Lefebvre (llamada “Sociedad san Pio X) y otros “tradicionalistas” para unirlos y empaquetarlos todos en un mismo envío a la monstruosidad de la anti Iglesia.
Al condenar el falso ecumenismo de la Iglesia modernista del Novus Ordo, los “tradicionalistas” practican la misma cosa a su modo. La secta de Lefebvre reconoce y participa con los modernistas del Novus Ordo, cuando les conviene o sus propios “servicios” no están disponibles, aún a pesar de llamarlos herejes.
Los tan repudiados miembros de la secta de Lefebvre (mejor conocidos como los Northeast Nine) “sociedad de San Pio V”, secta de Dolan, sociedad de San Pedro, etc. En todas sus sectas de manera ecuménica rendirán culto en unión de su secta madre, buscando la aceptación de los herejes modernistas.
Las demás sectas tradicionalistas aceptan y de manera ecuménica oran con una o más sectas de Lefebvre. Vemos de manera clara la difusión y propagación de esta secta de forma universal, contaminando con su maldad a todo el mundo. Cada grupo hereje buscando unirse la una con la otra, intimidando de esta manera a la verdadera iglesia, reducida a unos cuantos.
No hay duda que el reino del Demonio, está unido en este propósito, para al final de todo sufrir de manera completa el más grave de las condenas del fuego eterno, pero mientras tengan tiempo, en este mundo, buscaran y multiplicaran sus sectas para capturar más ineptos y no dejar a nadie escapar de sus redes. Debemos sufrir estos ataques con la paciencia del santo Job, cuando vemos lo que sucede a nuestro alrededor y sólo vemos maleza y mala yerba, debemos con gran humildad, elevar nuestra mirada y corazón al cielo para darnos cuenta que el número reducido de católicos, no está sólo ni superado en cantidad.
Hay muchos santos en el cielo, al lado de muchos ángeles, sin mencionar la grandeza de Dios mismo.
Antes de la cosecha, todo aparece como mala yerba, pero una vez que se separa lo bueno de lo malo, veremos las cosas mucho más claras. Cuando son enviadas al pasillo final del trillado, se notara de manera clara que hay más paja que granos. Para que sea separado lo malo y lo bueno limpio y purificado, ates de ser puesto el su destino final en el granero. Para de esta manera el número reducido de católicos asista en unión de los santos al Reino de los Cielos.
Así sea
Saturday, November 3, 2012
DOMINGO 23 DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
4 DE NOVIEMBRE DE 2012
QUERIDOS HERMANOS:
En el evangelio de hoy, somos testigos de la curación de dos mujeres diferentes. La hija de Jairo, de 12 años de edad, jovencita que representa a l pueblo elegido, de Israel, por ser él quien gobernaba en la Sinagoga.
Esta joven mujer había entrado apenas a la pubertad, a la posibilidad de dar a luz por primera vez. De la misma manera con la venida de Cristo, la sinagoga y los Israelitas habían alcanzado el nivel de ser capaces de dar a luz a una nueva vida, la Cristiandad.
Jesucristo acude en primer lugar ante los extraviados de Israel, para darles la palabra de la vida eterna. Al recibir la Palabra de Dios, la sinagoga se posicionaría en la posibilidad de generar una vida nueva, espiritual, parra sí misma y para el gran honor y gloria de Dios.
Se encontraban los Israelitas en cierto modo, en un periodo de pubertad. Lo vemos en la vida de Israel, un punto de partida, el Antiguo Testamento da lugar al Nuevo. La infancia pasa para dar lugar a la madurez y lo adulto. Este es un tiempo magnifico y maravilloso, en la vida de esta joven mujer, como lo es para los hijos de Israel.
Un futuro glorioso y brillante se encuentra ante ellos, lleno de esperanza y sueños de incalculables dimensiones. Qué gran futuro ha puesto Dios en sus manos y los invita a ser parte de este.
La pubertad, por otra parte, viene acompañada regularmente por el dolor y el arrepentimiento al tener que dejar nuestra infancia. Entrar a la edad adulta significa que ya no podemos ser irresponsables ni indiferentes. En nuestra infancia todas nuestras necesidades y gustos son resueltos por alguien más. No tenemos ninguna otra obligación más que escuchar y obedecer las reglas establecidas por nuestros padres.
De esta misma manera Israel ha recibido, como infante, la Ley de Moisés y educado por los reyes y profetas.
Dios ha tomado a estos hijos suyos, de la mano y los ha guiado paso por paso en la madurez, de la vida espiritual. Así como los adolescentes con frecuencia resisten y rechazan dejar la infancia, de la misma forma los Israelitas se resistían a dejar el Antiguo Testamento para iniciar una nueva vida en el Nuevo.
Vemos como son ilógicos los adolescentes en este aspecto, por lo que podemos ver que infantiles, ilógicos y tontos fueron estos al rechazar a Cristo y al Nuevo Testamento, cuando es claro y evidente que todo este tiempo fue la preparación para tal acontecimiento.
Vemos a Israel como la doncella en este parte aguas de su vida, luchando y resistiéndose a este cambio junto con todas sus alegrías y maravillas. Resistencia tonta pues como todos sabemos la vida sigue su marcha, con o sin nuestra aceptación. Podemos ver que si la infancia es bien llevada, la transformación es fácil y la edad adulta es una gran promesa.
Sólo que surge un problema, la doncella ha muerto, la sinagoga y el templo han muerto, sin embargo, no es este el final, ya que Jesucristo las ha resucitado. No a la vida previa, de la infancia sino a la vida nueva, de la edad adulta. Lo mismo sucede con la sinagoga y el templo, la vida ha terminado y los Israelitas (quienes han creído) han resucitado a la nueva vida en Cristo, Su Iglesia.
Es igualmente importante analizar la situación de la segunda mujer, ya madura, que tenía problemas ya por 12 años. Ella representa a la nación de los gentiles. Al mismo tiempo que Israel, inicia su vida e infancia en Dios, los gentiles, mucho más adultos, entran en la Idolatría y maldad. Las impurezas del fluido de la sangre representan la impureza espiritual del pecado, que entra de manera simultánea, con el nacimiento de los Israelitas.
Después de doce años de esta vida tan terrible y malvada, vemos como esta mujer está ansiosa de un cambio en su vida, ansiosa por hacer a un lado la maldad y entrar en la madures y salud espiritual.
Vemos que, así como esta mujer, los gentiles, buscaron con gran ansia, cambiar a la vida de la gracia y la tomaron de Jesucristo mucho antes de que El pudiera dársela a la doncella Israelita. Se presenta con vergüenza por su condición y de manera humilde, no buscando llamar la atención o ser causa de escándalo. Son embargo, con total esperanza y fe. Los gentiles fueron los primeros en acudir a los dones de la gracia de Dios, antes que los Israelitas quienes se encontraban aún luchando con la actitud infantil, que preferían morir antes de cambiar y madurar aceptando la nueva vida espiritual.
Vemos que Dios entro a este mundo en el preciso momento de la transición tanto de los gentiles como de los Israelitas. Transformo a ambos el mismo día. Los gentiles son curados, en Su camino a la restauración de la vida de los Israelitas la vida de pecado es rechazada por los gentiles y la infancia es hecha a un lado por los Israelitas (los que cooperaron con la gracia de Dios).
El mundo entero se ha renovado y recibido un nuevo punto de partida, una vida espiritual ha empezado para todos. Hubo, sin embargo, muchos Israelitas que prefirieron morir antes que renacer a una nueva vida espiritual, con Jesucristo; así como muchos gentiles decidieron permanecer en el pecado en lugar de acercarse a la Iglesia, con humildad y fe, para ser sanados.
La historia nos muestra los trágicos resultados de esta decisión y los maravillosos resultados de entrar a la nueva vida en Cristo, tanto para los Israelitas como para los gentiles. Nosotros, como católicos nos encontramos nuevamente en este punto de transición. Debemos hacer a un lado la infancia espiritual, de la leche y miel, para con gran valor entrar a la edad adulta, que nos ha de ayudar a cargar nuestra cruz todos los días. Hacemos a un lado la vergüenza del pecado y nos revestimos de la vida de la humildad y la gracia.
Independientemente de donde hemos estado en el pasado, busquemos con gran amor alcanzar la vida espiritual con Cristo nuestro Señor.
Que así sea
QUERIDOS HERMANOS:
En el evangelio de hoy, somos testigos de la curación de dos mujeres diferentes. La hija de Jairo, de 12 años de edad, jovencita que representa a l pueblo elegido, de Israel, por ser él quien gobernaba en la Sinagoga.
Esta joven mujer había entrado apenas a la pubertad, a la posibilidad de dar a luz por primera vez. De la misma manera con la venida de Cristo, la sinagoga y los Israelitas habían alcanzado el nivel de ser capaces de dar a luz a una nueva vida, la Cristiandad.
Jesucristo acude en primer lugar ante los extraviados de Israel, para darles la palabra de la vida eterna. Al recibir la Palabra de Dios, la sinagoga se posicionaría en la posibilidad de generar una vida nueva, espiritual, parra sí misma y para el gran honor y gloria de Dios.
Se encontraban los Israelitas en cierto modo, en un periodo de pubertad. Lo vemos en la vida de Israel, un punto de partida, el Antiguo Testamento da lugar al Nuevo. La infancia pasa para dar lugar a la madurez y lo adulto. Este es un tiempo magnifico y maravilloso, en la vida de esta joven mujer, como lo es para los hijos de Israel.
Un futuro glorioso y brillante se encuentra ante ellos, lleno de esperanza y sueños de incalculables dimensiones. Qué gran futuro ha puesto Dios en sus manos y los invita a ser parte de este.
La pubertad, por otra parte, viene acompañada regularmente por el dolor y el arrepentimiento al tener que dejar nuestra infancia. Entrar a la edad adulta significa que ya no podemos ser irresponsables ni indiferentes. En nuestra infancia todas nuestras necesidades y gustos son resueltos por alguien más. No tenemos ninguna otra obligación más que escuchar y obedecer las reglas establecidas por nuestros padres.
De esta misma manera Israel ha recibido, como infante, la Ley de Moisés y educado por los reyes y profetas.
Dios ha tomado a estos hijos suyos, de la mano y los ha guiado paso por paso en la madurez, de la vida espiritual. Así como los adolescentes con frecuencia resisten y rechazan dejar la infancia, de la misma forma los Israelitas se resistían a dejar el Antiguo Testamento para iniciar una nueva vida en el Nuevo.
Vemos como son ilógicos los adolescentes en este aspecto, por lo que podemos ver que infantiles, ilógicos y tontos fueron estos al rechazar a Cristo y al Nuevo Testamento, cuando es claro y evidente que todo este tiempo fue la preparación para tal acontecimiento.
Vemos a Israel como la doncella en este parte aguas de su vida, luchando y resistiéndose a este cambio junto con todas sus alegrías y maravillas. Resistencia tonta pues como todos sabemos la vida sigue su marcha, con o sin nuestra aceptación. Podemos ver que si la infancia es bien llevada, la transformación es fácil y la edad adulta es una gran promesa.
Sólo que surge un problema, la doncella ha muerto, la sinagoga y el templo han muerto, sin embargo, no es este el final, ya que Jesucristo las ha resucitado. No a la vida previa, de la infancia sino a la vida nueva, de la edad adulta. Lo mismo sucede con la sinagoga y el templo, la vida ha terminado y los Israelitas (quienes han creído) han resucitado a la nueva vida en Cristo, Su Iglesia.
Es igualmente importante analizar la situación de la segunda mujer, ya madura, que tenía problemas ya por 12 años. Ella representa a la nación de los gentiles. Al mismo tiempo que Israel, inicia su vida e infancia en Dios, los gentiles, mucho más adultos, entran en la Idolatría y maldad. Las impurezas del fluido de la sangre representan la impureza espiritual del pecado, que entra de manera simultánea, con el nacimiento de los Israelitas.
Después de doce años de esta vida tan terrible y malvada, vemos como esta mujer está ansiosa de un cambio en su vida, ansiosa por hacer a un lado la maldad y entrar en la madures y salud espiritual.
Vemos que, así como esta mujer, los gentiles, buscaron con gran ansia, cambiar a la vida de la gracia y la tomaron de Jesucristo mucho antes de que El pudiera dársela a la doncella Israelita. Se presenta con vergüenza por su condición y de manera humilde, no buscando llamar la atención o ser causa de escándalo. Son embargo, con total esperanza y fe. Los gentiles fueron los primeros en acudir a los dones de la gracia de Dios, antes que los Israelitas quienes se encontraban aún luchando con la actitud infantil, que preferían morir antes de cambiar y madurar aceptando la nueva vida espiritual.
Vemos que Dios entro a este mundo en el preciso momento de la transición tanto de los gentiles como de los Israelitas. Transformo a ambos el mismo día. Los gentiles son curados, en Su camino a la restauración de la vida de los Israelitas la vida de pecado es rechazada por los gentiles y la infancia es hecha a un lado por los Israelitas (los que cooperaron con la gracia de Dios).
El mundo entero se ha renovado y recibido un nuevo punto de partida, una vida espiritual ha empezado para todos. Hubo, sin embargo, muchos Israelitas que prefirieron morir antes que renacer a una nueva vida espiritual, con Jesucristo; así como muchos gentiles decidieron permanecer en el pecado en lugar de acercarse a la Iglesia, con humildad y fe, para ser sanados.
La historia nos muestra los trágicos resultados de esta decisión y los maravillosos resultados de entrar a la nueva vida en Cristo, tanto para los Israelitas como para los gentiles. Nosotros, como católicos nos encontramos nuevamente en este punto de transición. Debemos hacer a un lado la infancia espiritual, de la leche y miel, para con gran valor entrar a la edad adulta, que nos ha de ayudar a cargar nuestra cruz todos los días. Hacemos a un lado la vergüenza del pecado y nos revestimos de la vida de la humildad y la gracia.
Independientemente de donde hemos estado en el pasado, busquemos con gran amor alcanzar la vida espiritual con Cristo nuestro Señor.
Que así sea
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