Saturday, June 11, 2011

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

12 DE JUNIO DE 2011


Queridos Hermanos:

“Si alguno me amare, guardara mis palabras, y mi Padre le amara, y vendremos a él y en el pondremos nuestro asiento”

El día de hoy celebramos la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Las palabras de Jesucristo fueron cumplidas en quienes lo amaron.

Amaron a Jesucristo y guardaron Su palabra por lo que Dios, el Espíritu Santo, vino a ellos y habitó entre estos. Se convirtieron en templos de Dios

Nosotros también hemos sido invitados a recibir el Espíritu Santo. Dios desea venir y habitar en nosotros. Jesucristo nos ha dado la prueba para saber si somos amados por Dios. Si amamos a Dios, Dios nos amará. Y si Dios nos ama vivirá en nosotros.

Pero ¿cómo podremos saber si realmente amamos a Dios, o si lo amamos correctamente?

Jesucristo nos da la respuesta: “Si me amas guardaras Mi Palabra”, si guardamos la palabra de Dios, amaremos a Dios y El habitará en nosotros.

Jesucristo nos ha dado también el sacramento por medio del cual da Su gracia a quienes lo reciben de manera adecuada (sin poner ningún obstáculo en el camino de la gracia de Dios). En el sacramento de la confirmación recibimos el Espíritu Santo a través del obispo. Este Sacramento nos trae El Espíritu Santo y todos Sus dones, y a través de este sacramento somos hechos soldados de Cristo. Estamos realmente preparados para la guerra espiritual.

Somos desde este momento soldados preparados para la guerra con toda la ayuda necesaria. Sin embargo muchos han abandonado su lugar o se han entregado por completo al enemigo.

¿Cómo es posible que no usen los medios que Dios les ha dado?

¿Cómo habremos de protegernos para no caer en tal situación?, o

¿Cómo podremos regresar a ese estado una vez que lo hayamos perdido?

La respuesta a todas estas interrogantes es “amor”; es este amor que coloca la armadura sobre nosotros y las armas en nuestras manos, es amor que nos mueve a luchar la guerra espiritual de manera valiente. Es el amor que nos mueve a cuidar la palabra de Dios. Es el Espíritu Santo que recibimos en la Confirmación que, es conocido como el Dios del Amor.

El Espíritu Santo viviendo en nosotros es ambos, el don y la recompensa. Es un gran don que hemos recibido sin merecerlo y para acercarnos más a Él mientras que es al mismo tiempo la recompensa por nuestra cooperación con Él.

Una vez que empezamos a amar nuestros ojos se abren.

Dios es Amor y al amarlo empezamos a conocerlo. Al conocerlo lo servimos. Al servirlo y conocerlo lo amamos.

Un simple examen de conciencia nos es suficiente para darnos cuenta si hemos guardado la Palabra de Dios. Al mismo tiempo nos va a indicar que tan profundo es este amor por Él.

Nuestro objetivo ahora y siempre es lograr amar a Dios cada vez más. Mientras más grande sea nuestro amor por Dios más cerca de nosotros estará en nosotros. Mientras más íntimamente estemos con Él en este mundo más será nuestra unión con Él en el Cielo.

Busquemos siempre amar la Palabra de Dios. Debemos compartir la palabra de Dios más que cualquier otra cosa. En este estado de amor no encontraremos difícil cumplir los Mandamientos. En cada aspecto de nuestra vida encontraremos una palabra relevante en las Sagradas Escrituras, para ayudarnos.

Mientras nos apoyemos en la palabra de Dios creceremos en el amor de Dios. De esta manera el Espíritu Santo, el Dios del Amor, vendrá a nosotros y, vivirá en nosotros la Trinidad. Seremos templos de Dios, pero mucho más importante, nos encontraremos en Dios. Estaremos sumergidos en la presencia de Dios en lugar de que Dios este circunscrito en nosotros.

Así sea.