2 DE ENERO DE 2011
Queridos Hermanos:
No existe salvación fuera de este nombre.
Los constructores de las religiones modernas y el mundo moderno han rechazado este nombre, y de la misma manera san Pedro dice a los gobernantes: “Esta es la piedra que ha sido rechazada por ustedes, constructores, que se ha convertido en la base”
Jesucristo es la base y fundamento sobre la que se construye y fundamenta la Iglesia y nuestra fe. Toda nuestra existencia debe estar basada en este Nombre que esta sobre todo nombre.
Con frecuencia es ignorado el nombre de Jesús y rechazado –rechazado mientras que el mundo trata de construir una sociedad “mejor”. De ésta manera, constantemente estamos construyendo sobre arena, consecuentemente estamos frecuentemente levantando y construyendo, porque todo se corroe y destruye, estamos construyendo una y otra vez pero en vano.
Nos hemos convertido en muy buenos y eficientes constructores de edificios y estructuras físicas pero hemos aprendido muy poco sobre cómo construir edificios espirituales.
No puede existir paz sin Jesucristo, el ministro de esta paz en el mundo es Su Iglesia. Cualquier iglesia que predique la paz bajo cualquier otro título no es iglesia verdadera. Nos engañamos al creer que el poder del gobierno o del ejército pueda traernos paz.
Mientras que Jesús sea rechazado de nuestras vidas y por los administradores de los gobiernos, nunca tendremos paz. Las Naciones Unidas nunca podrán lograr algún avance positivo en este mundo, hasta que reconozcan a Jesucristo como Rey y busquen dirección de acuerdo a Sus principios dados por Dios. Lo mismo aplica para cada nación, estado, ciudad, familia y persona.
Debemos reconocer a Jesús en nuestra vida y mantener sagrado Su santo nombre sobre todo lo demás. Jamás debemos usar Su santo nombre en vano, o permanecer cobardemente callados si algún otro lo hace. Debemos instalar este amor de Jesús y Su santo nombre en todos los que amamos. Debemos instalar de manera firme y permanente en el fundamento de todo lo que hacemos. Debemos establecer este nombre como estándar de toda ley, regla y procedimiento que ha sido creado, ejecutado y vivido.
¿Qué significa establecer el Santo Nombre de Jesús como base de nuestra existencia?
San Pablo nos dice que debemos hacer todo lo que hacemos en Jesucristo. No es tan importante que es lo que hacemos sino que lo hacemos por y en el amor de Dios.
San Juan Crisóstomo dice:
“¿Comes? Dale gracias a Dios por lo que comes y después de comer. ¿Duermes? Dale gracias a Dios antes y después. ¿Sales fuera de tu casa con las demás personas? Has lo mismo. No cosas mundanas. Has todo lo que hace en el nombre del Señor y todo lo que hagas te traerá paz. En cualquier lugar en el que el Santo Nombre de Jesús se establece, todo tiende a prosperar. Si tiene el poder de expulsar los demonios, si puede sanar las enfermedades, mucho más podrá hacer para ayudarte en todas tus acciones”.
“invoca al Hijo, da gracias al Padre. Porque al invocar al Hijo, invocamos al Padre, dando gracias al Padre, de igual manera damos gracias al Hijo. Aprendamos estas cosas, pero sin restringirnos a meras palabras, sino que cumpliendo haciendo lo que decimos. Nada es mayor a este Nombre, que obra maravillas en todo lugar.”
“Si cantas este himno con alegría y jubilo, expulsaras los demonios y las enfermedades, y si no expulsas las enfermedades, esto sucede, no por falta de poder, sino porque no es adecuado aún para ti”
Todo empieza con cada uno de nosotros. Debemos detener el esperar que el mundo, la sociedad y el gobierno nos digan cómo debemos vivir, que pensar y que creer. Es tiempo de regresar a la ley de Jesús. Debemos sujetarnos a Su vida como nuestro estándar. Después de todo es sobre esta forma en que seremos juzgados después de dejar este mundo. Para poder medir este estándar de vida debemos santificar todo lo que hacemos en Su Santo Nombre. Debemos construir tanto nuestra vida espiritual como material bajo la base y fundamento de Jesucristo Nuestro Señor. El es la base de nuestra vida que no debemos rechazar por ninguna razón. Acudamos a Él en todo momento, situación y circunstancia sin fallar jamás.
Mientras nos signamos con la Señal de la Cruz antes de empezar y al terminar todo lo que hacemos en nuestros días de existencia, rubricamos la base y protección de cada actividad. El mundo debe ver a los católicos frecuentemente persignarse, no como superstición, sino con verdadera fe pidiendo a Jesucristo formar parte de todo lo que hacemos.
Así sea.