Saturday, March 10, 2012

DOMINGO 3ro. DE CUARESMA

11 MARZO DE 2012

Queridos Hermanos:

“Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan”

Estas palabras de Nuestro Señor, ponen en perspectiva el resto de la lección que debemos aprender hoy.

Los demonios que han sido expulsados, no pueden regresar cuando y, donde la palabra de Dios se guarda. Pero si regresan (con siete mas y peores que estos) en las almas que no la guardan. Estas almas al ser tomadas y desocupadas de todo lo bueno, se adornaron con las cosas de este mundo, y no con la palabra de Dios. Las almas descuidadas de esta manera son presas fáciles de los demonios.

El demonio no puede expulsarse a si mismo porque no puede estar en su contra. Sería ilógico, su mundo se destruiría. Por lo que podemos claramente ver y entender que, es la palabra de Dios la que lo expulsa de donde se encuentre. Luego entonces, sólo los que posen la palabra de Dios pueden expulsarlos. Es verdad que los demonios no pueden hacer esto, ni pueden expulsar a otros demonios

La propiedad del hombre fuerte no puede ser tomada hasta que este, se haya rendido y no tenga la capacidad para defenderse. De esta misma manera, los demonios buscan atacar a los que tienen y guardan la palabra de Dios para ya sin esta, sean presas fáciles y poder tomar todo lo que esta persona posee. Por lo que el hombre fuerte, sólo lo es, cuando mantiene y cumple la palabra de Dios. Se vuelve débil y sin esperanza sin esta.

Hay muchas otras razones y ejemplos para que entendamos, que tan importante es guardan la palabra de Dios.

Los demonios están a todo nuestro alrededor buscando devorar nuestro corazón y tomar posesión de nuestra alma. Si la palabra de Dios no se guarda en estas almas, regresan con muchos más demonios para dañar así, a esta pobre alma; para convertirse esta en algo mucho peor, que cuando estaba poseída por un solo demonio.

Guardar la palabra de Dios es sinónimo de amar a Dios, se nos dice; “Quien me ama, guarda mi Palabra”, por lo que podemos buscar la seguridad que requerimos, amando a Dios. Mientras estemos en este mundo no podremos tener certeza de nuestro amor por Dios – nuestras debilidades contantemente nos humillan y nos recuerdan que tenemos mucho por hacer, antes de poder decir que verdaderamente queremos y amamos a Dios, con todo nuestro ser.

Si verdaderamente vamos a ser bienaventurados debemos buscar por todos los medios a nuestro alcance, amar a Dios, lo cual es claramente manifiesto al guardar Su palabra, si estamos siempre viviendo con humildad, obediencia y sumisión a la palabra de Dios, podemos decir que estamos creciendo constantemente en Su amor.

Sin embargo, este amor que se incrementa, no nos deslinda de las dificultades, pruebas y tribulaciones, pero, si previene la derrota final. Vemos como ejemplo la vida de Job que nos menciona el antiguo testamento. Donde Dios permite a los demonios atacarlo, sin embargo no se les permitió a estos demonios, tomar posesión de su alma. Esto lo debemos tener en cuenta y no sentirnos abandonados cuando nos enfrentemos a las dificultades de la vida diaria.

Es necesario que cada uno de nosotros tengamos una cruz diariamente, para que podamos sentirnos capaces de cargarla y seguir a Jesucristo. Mantener la palabra de Cristo nos pondrá en oposición con las costumbres de la sociedad, en la que vivimos, ocasionando grandes dificultades para quienes Lo aman, pero al final, se demostrará que realmente todo esto valió la pena.

Debemos procurar siempre, mantener con nosotros y no dejar que se aleje de nosotros, el amor de Dios ni Su palabra, entendiendo que si hacemos esto, será la única forma de mantener a los demonios alejados de nosotros. Podrán rondarnos y estar al acecho, pero no podrán tocarnos hasta que saquemos nosotros la palabra de Dios de nuestra vida, atacando con la vanidad y el orgullo, que nos pondrían en la situación de destruir todo lo que hemos bien hecho.

Así sea