Saturday, May 14, 2011

DOMINGO 3ro. DESPUÉS DE PASCUA

15 DE MAYO DE 2011

Queridos Hermanos:

El tiempo de duración de nuestra vida es realmente “un instante” cuando lo vemos desde la perspectiva de la Eternidad. Es un abrir y cerrar de ojos comparada con, siempre.

Jesucristo ha prevenido a los apóstoles, y por medio de estos a nosotros, que los gozos y alegrías de Su presencia entre nosotros, son en este mundo, sólo momentáneos. Tenemos que sufrir la separación como lo hicieron los apóstoles, cuando Jesucristo se fue con Su Padre celestial.

Hay momentos de alegría y aceleración ante la presencia de Dios, tal y como lo experimentamos durante el tiempo de Pascua. Luego vienen momentos en los que la presencia de Dios emerge como muy distante y alejada de nosotros. Pero como lo sabemos Dios nunca está lejos de nosotros, por ser esto imposible. Dios es siempre presente, por lo tanto siempre está cerca de nosotros. Permite que sintamos un distanciamiento o separación de Él, sólo para acercarnos más a Él, posteriormente.

Hemos escuchado muchas veces que si queremos ser Sus discípulos, debemos tomar nuestra cruz todos los días y seguirlo. Al momento de tomar esta cruz es cuando muchas veces sentimos este distanciamiento o pérdida, a que hacemos referencia.

El mundo se alegra y regocija ante nuestra agonía espiritual.

Somos tentados y caemos, somos calumniados o burlados, sufrimos muchas cosas, y es en esto que experimentamos esa separación a la señalada en líneas anteriores.

Existen otros momentos en los que Dios hace sentir en nosotros, con su Divina Gracia, una presencia muy intima. Experimentamos una alegría espiritual y consuelo que, las palabras no pueden describir. El mundo puede estar sufriendo con remordimientos, pero Dios llena los corazones de quienes lo aman con gran alegría, gozo, paz y felicidad.

Todo parece indicar que los sentimientos de las almas escogidas de Dios siempre están en oposición a las mundanas. Dios no quiere que seamos uno con el mundo sino, uno sólo con El. Por lo tanto los que lo aman están llamados al sacrificio de alejarse de los placeres y gozos de este mundo y cambiarlos por los placeres y gozos de toda la eternidad.

Nuestro gozo no será pleno en este mundo porque este forma un velo o barrera para nuestra total unión con Dios. En algunas ocasiones este velo parece ser muy delgado y nos sentimos más cerca de Dios y en ocasiones sucede todo lo contrario. El gozo total en la unión con Dios está reservado para la otra vida, no para esta.

Estaremos completos cuando, este mundo sea renovado y nuestros cuerpos sacados de la tierra para ser reunidos con nuestra alma por toda la eternidad. La vida de los santos que fueron elevados a esta gloria con Jesucristo, lo verán nuevamente y nunca lo perderán de vista. Su gozo será completo. Cuerpo y alma serán uno sólo con su Creador y Salvador.

Una vez que hemos comprendido lo corta que es la vida en este mundo en comparación con toda la eternidad, somos capaces de sobrellevar las altas y bajas de nuestro diario vivir. Porque sin importarnos lo que nos suceda en esta vida que, consideremos difícil de llevar, podremos siempre decir “esto pasara”. No será siempre de esta manera.

Con esta armadura de nuestra parte podremos resistir más fácilmente estos momentos difíciles y entender que en un poquito más veremos nuevamente a Dios, aunque no lo veamos siempre. Nuestro corazón no encontrara descanso, como nos lo dice San Agustín, hasta que descanse en Dios. Debemos buscar siempre la necesidad de estar unidos a Dios, sabiendo que esta búsqueda será sólo momentánea y que después de “un poco más” de tiempo también nosotros iremos con Dios Padre, con Jesucristo.

Tengamos siempre presente que el único mal es el pecado porque nos separa de Dios.

Todo lo demás es realmente indiferente. Vida, muerte, enfermedad, salud, riqueza, pobreza, alegría, dolor etc. Todas estas son cosas indiferentes. Pueden convertirse en buenas o mala según el uso que hagamos de estas.
Para los buenos todas las cosas son buenas. Para los malos todo se convierte en maldad.

En este “corto tiempo” por el que estamos pasando ahora, reconozcamos que nuestro estado actual es pasajero y que les espera algo mejor a quienes perseveren hasta el final, haciendo de todo, lo mejor, sacando lo bueno de todas las cosas.

Así sea.