Saturday, April 17, 2010

DOMINGO 2do. DESPUÉS DE PASCUA

18 DE ABRIL DE 2010

Queridos Hermanos:

Al considerar el pasaje del Buen Pastor en el Evangelio de Hoy, recordamos el llamado de Dios, a todos, a unirnos a la única y verdadera fe, la Iglesia Católica. Nuestro corazón se regocija al pensar en la bondad de Dios hacia nosotros al admitirnos en el Cuerpo Místico de Jesucristo – La Iglesia Católica. Pero al mismo tiempo, nuestra mirada se dirige hacia los que son excluidos de este cuerpo, y buscamos y hacemos oración por ellos, para que regresen a la verdadera fe y dejen de vagar de un lado a otro.

Quienes no son bautizados están fuera de este Cuerpo Místico luego entonces no reciben la gracia santificante, serán condenados a menos que ingresen al rebaño del Buen Pastor, en la verdadera Iglesia. La gran cantidad de paganos, judíos y musulmanes alejados de la fe verdadera causan un gran dolor en quienes tienen un verdadero amor por Dios. Sin embargo, lo que es tal vez peor, considerar la gran cantidad de “cristianos” que retardan y hacen a un lado el bautismo de sus hijos.

Muchos argumentan que quieren que sus hijos tomen esta decisión por sí mismos.

Tales “padres” no merecen tal nombre, toda vez que no muestran interés ni amor por la salud del alma inmortal de sus hijos. Niegan a sus hijos los privilegios de la gracia y beneficios que acompaña la unión con Jesucristo. Por eso, una vez que están sujetos, bajo el control del demonio y la influencia mundana, les permitirán tomar sus propias decisiones. Deberíamos consultar de manera lógica a estos “padres”, ¿por qué no preguntaron a sus hijos antes de traerlos a este mundo?

¿Por qué no se les permitió a estos hijos, que tomaran, esta decisión ellos mismos?

¿Cuántas otras decisiones han tomado por sus hijos estos “padres”, sin importarles en absoluto el futuro, la voluntad y dese de sus hijos?

No bautizar a los hijos no es otra cosa más que enrolarlos en el cuerpo del demonio y asegurarles su condenación eterna en el infierno.

Sin embargo, reflexionemos, ¿Cuántos “padres” tendrán que responder por el alma de aquellos hijos que no se les permitió ni siquiera nacer, mucho menos ingresar al rebaño de Jesucristo?

¿Cuántos abortos?

¿Cuántas concepciones inmoralmente evitadas?

¿Cuántos han escogido sus deseos perversos en lugar de la Voluntad de Dios?

Esta es la lamentable situación de muchos Modernistas que han negado el pecado y la necesidad del bautismo o la penitencia.

Los modernistas, particularmente los del Nuevo Orden, hacen a todos y sin ningún esfuerzo, miembros del rebaño de Jesucristo. Niegan la implementación de la palabra de Jesucristo. Imaginan haber escuchado la voz del Pastor e ingresan a Su rebaño sin ningún cambio en su vida. Permanecen e incrementan su vida pecaminosa y se consideran a pesar de todo sanos en el amparo de la Iglesia. Tal vez han oído, pero no han escuchado ni seguido. Lamentablemente muchos han mutilado las ceremonias del bautismo al punto de que no existe ninguna evidencia de que su intención sea borrar los pecados, o hacer lo que la Iglesia desea. Para muchos, el bautismo es un cierto tipo de iniciación, razón por lo cual concluimos, que no es tan importante para ellos.

Sin embargo, lo lamentable, no termina aquí. Hay muchos que recibieron la verdadera fe y fueron en cierto momento miembros del rebaño de Cristo, sólo para ser excluidos.

Los Herejes de manera obstinada niegan una o más doctrinas de la Iglesia, luego entonces niegan las enseñanzas de Jesucristo a través de Su Iglesia. Negar a la Iglesia es negar a Jesucristo que es Su cabeza. Estas pobres almas ciegas por su amor propio y vanidad, han decidido no escuchar la voz de Jesucristo para morir fuera del rebaño; condenados por toda la eternidad y ser separados de Jesucristo. Parece dolorosamente absurdo que la gente inteligente, haría todo lo contrario, obstinadamente sujetarse a su voluntad pervertida, cuando les cuesta el más mínimo esfuerzo, negarse a sí mismos para escuchar a Jesucristo y vivir.

Escuchar la voz del Buen Pastor es escuchar a la Iglesia Una, Santa, católica y Apostólica. Iglesia que se mantiene en orden con los sucesores de los apóstoles, los obispos, quienes enseñan, gobiernan y santifican en nombre de Jesucristo, cabeza del Cuerpo Místico. Por lo tanto quienes niegan que los sucesores de los apóstoles tengan el poder de enseñar, gobernar y santificar (como lo hacen muchos tradicionalistas) son herejes y por lo tanto están fuera del rebaño de Jesucristo.

Los cismáticos son peor que los herejes, porque se separan, ellos mismos, de Jesucristo no por algún conflicto doctrinal, sino por la falta de caridad. No aman a su prójimo, no rinden culto a Dios con otros católicos, y deciden su perdición eterna en lugar de resistir a sus celos, envidia y odio por los demás católicos.

Debemos también considerar a los que han sido excomulgados de la Iglesia. Estos han lamentablemente caído en algún crimen tan grande que la Iglesia se ha visto en la necesidad dolorosa de ser expulsados, para evitar que corrompan y hagan más daño a los demás miembros de este preciado rebaño.