Saturday, April 20, 2013
DOMINGO TERCERO DESPUÉS DE PÁSCUA
21 DE ABRIL DE 2013
QUERIDOS HERMANOS:
“Dentro de poco…”
Nuestra vida en este mundo (sin importar que tan larga sea) en un instante. Debemos constantemente recordar ver la vida desde la perspectiva de Dios - de la eternidad. Cuando vemos los días que han transcurrido en comparación con el siempre; empezamos apreciar estas palabra de Nuestro Señor.
Jesucristo, igualmente habla, en el Evangelio de hoy, sobre el dolor y sufrimiento. Extrañamente es en estos momentos en los que la vida parece alargarse más. Pareciera como si el tiempo se detuviera. El gozo y la alegría parecen tener el sentido opuesto. Dicen incluso “El tiempo vuela cuando te estás divirtiendo”. Hay tal vez alguna razón psicológica para esto, pero lo que no ocupa en este momento es el aspecto sobrenatural y espiritual.
Nuestra alma anhela la felicidad y alegría que sólo ha de encontrar en Dios. Así lo confirma San Agustín en sus Confesiones: “Nuestro corazón está sin descanso hasta que descanse en Ti” y por el contrario nuestra alma huye del dolor y el sufrimiento de estar separada de Dios, que es manifiesta en el Infierno.
Ante la presencia del gozo nuestra alma no experimenta saciedad, por lo que el tiempo pareciera que pasa rápidamente como si nunca estuviéramos cansados y deseando siempre más. Ante el dolor y el sufrimiento queremos deshacernos de este tiempo lo más pronto posible, ya que parece no extinguirse.
En la eternidad no existe tiempo. Dios vive en un eterno presente. Esto es un concepto muy difícil, para nosotros, poder imaginar, pero al considerar el “dentro de poco…” de este mundo parecería un poco más próximo.
En el Cielo, no habrá fin al gozo y alegría. No habrá ansiedad por el necesario fin de nuestro placer, que experimentamos en el mundo. En el Infierno no habrá fin al sufrimiento, por lo que el tiempo cesará. Habrá un sentimiento de estancamiento donde jamás habrá fin al sufrimiento.
En cualquiera de las dos situaciones hay una constante experiencia de la misma situación, sin fin. En este lugar ya no existe el tiempo.
Cuando consideramos esta situación del alma en el Cielo o el Infierno, podemos apreciar que tan corto es el tiempo aquí en la tierra. Podemos en cierta manera tratar de comparar los gozos temporales y sufrimientos de esta vid con los eternos de la otra. Existe alegría para nosotros aquí o allá así como existe el sufrimiento. La pregunta es: ¿queremos gozo temporal aquí y ahora o permanente en la eternidad?, lo mismo podemos decir del sufrimiento.
En esta vida existe el tiempo para la alegría y el tiempo para el sufrimiento, pero en la eternidad, es uno o el otro. Si abrazamos la cruz y el sufrimiento ahora, como nos dice Jesucristo, (Toma tu cruz diariamente y ven sígueme) encontraremos entonces, la alegría del Cielo. Si rechazamos esta invitación, luego entonces encontraremos el sufrimiento eterno del Infierno.
Debemos tener sufrimientos aquí o allá, la decisión está en nuestras manos. Una cruz relativamente corta por una alegría eterna; o placer temporal y corto por una miseria eterna.
Jesucristo, evidentemente estaba hablando a los Apóstoles de su Muerte, Resurrección y Ascensión, todos y cada uno fue verdaderamente “un momentito”. A nosotros, sin embargo, nos está motivando a perseverar y crecer en nuestros esfuerzos para cargar nuestras cruces, no que seamos conformistas y satisfechos con los placeres pasajeros de este mundo. Debemos mantener ambos, el gozo pasajero y dolor de esta vida con la perspectiva de la visión que contempla la recompensa eterna y el castigo que nos espera en la eternidad.
Debemos todos los días buscar aumentar nuestro amor por Dios y nuestro deseo para estar con Él, contando las cruces y cargas de este mundo como nada. Los mayores sufrimientos en esta vida no pueden ser comparadas con las alegría eternas del Cielo. Y los mayores placeres de este mundo no pueden jamás compararse con los sufrimientos que esperan en el Infierno.