Saturday, December 4, 2010

DOMINGO 2do. DE ADVIENTO

5 DE DICIEMBRE DE 2010

Queridos Hermanos:

“Bienaventurado el que no se escandaliza de mi”

San Juan Bautista manda a sus discípulos a Jesucristo para que fortalezcan su fe en Él. No tenía duda alguna sobre quien es Jesucristo ya que lo hubo señalado en varias ocasiones, como el Mesías que estaban esperando. Sabia de igual manera que su tiempo en este mundo era ya reducido y no quería dejar a sus seguidores huérfanos, por lo que los manda a Jesucristo, para su propio bien y para que vean por si mismos que Jesucristo Nuestro Señor era el Mesías.

Nuestro Señor no respondió con palabras sus primeras interrogantes, sino que les mostró que, El hizo todas las obras del Mesías que se había con anterioridad profetizado. Después de haberles mostrado las obras de Sus manos, les dijo: ““Bienaventurado el que no se escandaliza de mi”

¿Qué significa esto? ¿Quién puede escandalizarse por las obras realizadas por Jesucristo y seguir siendo discípulo de san Juan?

Al parecer muchos se escandalizaron porque no vino a este mundo en su esplendor de realeza. Es verdad que manifestó Su poder, pero lo hizo con los pobres y necesitados no con los poderosos de este mundo. Exalto a los humildes y humillo a los orgullosos. Esto fue motivo para que muchos dudaran de Él. Fue motivo de escándalo para otros cuantos.

Nuestra naturaleza tiende a ver grandeza y poder asociado con las circunstancias y excesos mundanos. Jesucristo hizo a un lado todo lo que este mundo desea, y se enfocó sólo sobre lo que Dios desea. Como ya lo sabemos, los caminos de Dios son muy diferentes a los caminos y formas de este mundo.

Es verdaderamente extraño ver que, el mundo se escandaliza por la falta de esplendor que Cristo manifestó ante este; especialmente ahora, en tiempos del florecimiento y crecimiento de tantas falsas iglesias, Jesucristo Nuestro Señor ha de sufrir en su Cuerpo Místico, la Iglesia Católica. Y de igual forma, Su Iglesia está ausente de todo lo que el mundo desea.

Mientras que el mundo es apostata y deja sólo, un pequeño rebaño de la Iglesia, recibimos la misma cruz que Cristo recibió en aquel entonces. Por designio Divino hemos sido abandonados de todo poder y prestigio mundano. Somos por lo tanto, humillados, ignorados y señalados por el mundo y una vez más Jesucristo Nuestro Señor nos dice:

“Bienaventurado el que no se escandaliza de mí”

Los verdaderos Obispos de la Iglesia Católica se encuentran en circunstancias humillantes. Sin el estatus social y riquezas de la iglesia modernista, de igual manera, el verdadero católico es un escándalo para el mundo porque rechaza las extravagancias y placeres que este ofrece. No pueden creer que Dios se encuentre en medio de un grupo tan reducido de obispos fieles, que no han sucumbido ante el Nuevo Orden Modernista y alguna otra secta herética llena de esplendor y circunstancias mundanas.

Si el verdadero buscador de la verdad acudiera, como discípulo, a San Juan Bautista.

Si vinieran buscando la verdad en lugar de su vanidad, orgullo y gloria mundana.

Las cosas serían diferentes.

Pero como sabemos, la verdad es una píldora difícil de tragar para la mayoría de la gente, por lo que es verdad que, muchos son los llamados pero pocos los elegidos. La verdad simple es escándalo para el mundo, luego entonces la verdadera iglesia también lo es. La historia se repite nuevamente. Muchos fueron escandalizados en Jesucristo como lo son ahora con Su Iglesia.

El número reducido de los que no se escandalizan y son capaces de ver la verdad y presencia de Dios oculta al resto del mundo son las almas más bienaventuradas de toda la tierra.

El nacimiento de Jesucristo fue desconocido para muchos, revelado sólo para unos cuantos. Porque sólo unos cuantos creerían en Él, Dios Hombre que nacería en un humilde establo. Se dio a conocer para todos los que a Él acudieron, pastores humildes escucharon Su llamado y a Él acudieron, lo mismo sucede hoy con Su Iglesia, esta “oculta” a la vista de todos y evidentemente la mayoría no la ve. La mayoría de este mundo se escandaliza de sus circunstancias humildes y pasan al lado de esta, sin mirar bien, sin percatarse que se han alejado de ella.

Jesucristo Nuestro Señor nos espera oculto en el tabernáculo de Su Iglesia, de la misma manera que esperó en el pesebre de Belén. El mundo se escandaliza pero Sus seguidores y amantes de la ley de Dios, lo encuentran en Su Iglesia. Pagan un precio mundano muy alto por su fe. Pero sabemos que Dios es abundantemente generoso. Sabemos que mientras más nos sacrifiquemos por Dios y Su Iglesia, El nos pagará de manera abundante por toda la eternidad.

Que Así sea