Wednesday, December 31, 2008

CIRCUNCISION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

1 DE ENERO DE 2009

Queridos Hermanos:

En un día como este, el Hijo de Dios derramó su primera gota de sangre. El Señor de todo lo creado se sometió a la Ley de Moisés

Es el octavo día desde el nacimiento de Nuestro Señor, y marca el comienzo del año secular. Nada parece más apropiado que cuando iniciamos el año nuevo sea el mismo día en el que Nuestro Señor Jesucristo derrama su primera gota de sangre.

Cristo vino a este mundo para sacrificarse a Si mismo por nuestros pecados. Derramó hasta la última gota como reparación de nuestros crímenes. Y hoy que empezamos el año nuevo, El nuevamente ha iniciado su sacrificio de Su vida por nosotros.

Toda vez que Cristo es Dios, el más insignificante de sus sufrimientos es de un valor infinito. Las gotas de sangre derramadas en este día son suficientes para redimirnos de nuestros pecados. Sin embargo, continuó su vida por treinta y tres años y sólo después de haber derramado toda su sangre por nuestros pecados, Su sacrificio fue completo.

Sin embargo para que este sacrificio sea completo es necesario que hagamos nuestra parte. Se requiere que hagamos mucho más que el simple acto de “creer” o “aceptar”. Debemos hacer un sacrificio y unirlo al de Jesucristo. Debemos convertirnos en uno con El. Debemos tomar diariamente nuestra cruz y debemos seguirlo. Debemos reflejar Su vida en nosotros. Cristo debe vivir en nosotros y nosotros en El. Nuestras vidas serán completas cuando El viva en nosotros. Existen muchas personas que viven sus vidas sin ningún valor toda vez que fallan en negarse a sí mismos y tomar la cruz de Jesucristo.

Tales almas miserables, viven sus vidas con un terrible vacio en su corazón y en su alma que sólo puede ser llenado por Cristo, sin embargo como han decidido vivir sin Él, Cristo no vivirá en ellos y están pobres almas pasarán toda la eternidad con el ardiente deseo de ver a Dios y serán eternamente rechazados. Tienen la tendencia natural de vivir en Dios pero debido a sus pecados no pueden acercarse a Él, envolviéndose de odio y rencor. Odian a Dios, a sí mismos y todo lo que Dios ha creado. Arderán por toda la eternidad.

Serán rechazados por el mismo que los ha creado para estar eternamente unidos con El.
Sin embargo, todo esto no necesariamente se debe aplicar a nosotros. Cristo ha iniciado el sacrificio, y somos llamados a iniciar el nuestro con el año nuevo. Somos llamados a empezar esta nueva etapa de nuestra vida con espíritu de sacrificio.

No tengamos miedo al sacrificio. Cristo nos ha mostrado el camino. Nos da el ejemplo a seguir. Nos da la gracia para lograrlo y nos ayudará a continuar cuando desfallezcamos y tropecemos. El hará todo lo posible porque nuestro peregrinar, sea ligero y menos difícil. Sólo necesitamos querer hacerlo.

Ha derramado Su sangre y nos ha demostrado que no importa cuánto dolor nos ocasione, no es, ni siquiera, merecedor comparar la gloria que les espera a quienes perseveran hasta el final. Las glorias del Cielo son mucho mayores que lo que podemos comprender o imaginarnos.

Nuestro creador se humillo a sí mismo y se convirtió en uno de nosotros- uno de Sus propias criaturas. Se sometió a las mismas leyes que deberían regir a Sus criaturas. Se sometió a toda autoridad demostrándonos con esto que no hay ningún temor en la obediencia humilde.
Una vez que entendemos que toda autoridad viene de Dios y en obedeciendo a la autoridad que se pone sobre nosotros, estamos esencialmente obedeciendo a Dios mismo, luego entonces encontramos la llave para seguirlo.

Su obediencia fue pronta y expedita, así debe ser la nuestra. No se hizo para atrás o dudo en obedecer, sin importar lo difícil o complicada que esta haya podido aparecer.
Esta obediencia que aparece como restricción para nosotros, es por el contrario la forma de volvernos realmente libres. Pero sólo quienes siguen el camino de la humildad y obediencia a imitación de Jesucristo encontrarán esa libertad. El resto tendrá que quejarse el uno del otro y jamás sentirse libre. Por el contrario descubrirán que son verdaderamente esclavos. Sufren y trabajan sin encontrar ninguna recompensa. El hijo de Dios labora y sufre y gana una recompensa eterna en el Cielo para sí mismo.

La decisión esta de nuestra parte. La resolución de año nuevo esta lista para ser tomada y cumplida. No tengamos ningún temor al dolor o al sacrificio que este año nos pida, más bien busquemos el sacrifico de Jesucristo y de manera decidida abracemos la cruz de Jesucristo por amor a Este.

De esta manera encontraremos y lograremos un feliz y prospero año nuevo.

QUE ASI SEA.