Saturday, April 14, 2012

DOMINGO “IN ALBIS” 1ro. DE PASCUA

15 DE ABRIL DE 2012

Queridos Hermanos:

Hemos visto y recordado, el jueves santo, que Jesucristo Nuestro Señor ha instituido el Santo sacrificio de la Misa, y el Sacerdocio, de una manera incruenta y para que continúe, hasta la consumación de los siglos, como una renovación constante de lo sucedido en el Calvario.

Ahora vemos a Jesucristo dando el poder, a Sus sacerdotes, de perdonar los pecados.

“Recibid el Espíritu Santo; a quien perdonareis los pecados, perdonados quedarán; y aquellos a quienes se los retuviereis, retenidos quedarán”

Este mismo poder ha sido trasmitido y consecuentemente continúa, aún hoy a nuestros días, en los sacerdotes de la Iglesia Católica.

San Juan Crisóstomo nos dice que debemos:

“tratar con reverencia aquellos en cuyas manos se ha encomendado las obras del Espíritu. Pues grande es la dignidad del sacerdote”.

Agrega

“a vosotros se ha encomendado lo que a vosotros concierne y no se les pedirán cuentas de lo que hagan los demás, sin embargo, Al sacerdote,aún ordenando diligentemente su vida, y no tiene el cuidado escrupuloso de tu vida y de los demás, terminará con el enemigo antiguo, en el fuego eterno.

De tal forma que aunque no perezca por la forma de su vida propia, perecerá por la tuya, si no ha hecho todo lo que le corresponde a él hacer.

“conociendo, luego entonces, la magnitud del peligro, trátalo con consideración, pues como nos dice san Pablo: “ellos vigilan tu alma, y no nada más eso, sino como quienes tienen que rendir cuentas d esta. Por lo que debes tratarlos con gran honor y si te unieran a los que los insultan, nada de lo que hagas prosperara.

Ya que mientras el timonel este en un buen corazón, todos los demás abordo están seguros. Más si se lamenta por los abusos y por su actitud hostil, no puede mantener el rumbo, ni realizar su actividad adecuadamente y de manera involuntaria envuelve a todos en un gran desastre.

De la misma manera el sacerdote, si es honrado por ti, tendrá el cuidado de proteger y cuidar todo lo que a ti concierne.

Sin embargo, si los desalientas, debilitando sus obras y facilitando su derrota, se exponen tanto tu como él a ceder ante las olas, sin importar de que tamaño sean”.

El sacerdote tiene debilidades y faltas personales, sin embargo, mientras represente a Cristo, le debemos reverencia. Así nos lo dice, de igual forma san Juan:

“recuerden lo que Cristo les dijo a los judíos”, “los escribas y fariseos, se han sentado, ellos mismos, en la silla de Moisés (San Mateo xxxiii, 2,3) ahora bien, nosotros podemos decir que los sacerdotes no están sentado en la silla de Moisés, sino en la silla de Cristo.

Porque es de Él que han recibido la doctrina, por esto dice san Pablo:

“Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios os exhortase por medio de nosotros” (II Cor. V, 21)”.

Considerando, pues, estas cosas, es evidente que la carga del sacerdocio, es mucho mayor y, que las acusaciones, de muchos protestantes que dicen que la Iglesia, ha establecido el Sacramento de la Penitencia, para poder controlar a la gente, es completamente falsa.

El sacerdote, necesariamente siente las penas de las culpas de los pecados cometidos por el rebaño a él encomendado. Es una gran carga para él. Escuchar en el confesionario, las miserias de nuestra vida, pero con esta carga viene también una gran alegría. Al determinar, poder decirle al penitente digno, estas palabras: “Te absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y una vez, todo lo que era amargo y doloroso, se convierte en ese instante en una gran paz y gozo. No sólo para el penitente sino también para el sacerdote confesor.

No olvidemos nunca la gran cantidad de gracia que hemos recibido de las manos del sacerdote y ofrezcamos nuestras oraciones para ellos, sin olvidar manifestar constantemente nuestra gratitud y respecto, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para solventar y ayudar en sus cruces y tribulaciones, porque si él cae, inevitablemente caeremos también nosotros.

Así sea