Saturday, June 21, 2008

DOMINGO 6TO DESPUÉS DE PENTECOSTES

22 DE JUNIO DE 2008
Queridos Hermanos:
En el Evangelio del día de hoy, leemos sobre la segunda multiplicación de los panes y pescados que realizó nuestro Señor. Pongamos nuestra atención en lo que quedó de estos después de que hubieron todos comido.
Los que comieron eran unos cuatro mil y quedaron siete canastos llenos para quien deseara más. Dios es sobremanera generoso con sus regalos, el evangelio de hoy nos muestra claramente que hubo suficiente para comer, si alguien se fue de allí con hambre fue por voluntad propia. Obviamente porque lo que quedó era mucho mayor de lo que había antes de haber empezado.
Mientras que Cristo alimentaba sus cuerpos de manera física, algunos comentadores nos informan que el alimento físico simboliza el alimento espiritual (la Palabra de Dios) con la que alimenta Jesucristo a todos sus seguidores.
Estos siete canastos de alimento espiritual (la Palabra de Dios) fueron puestos en las manos de los apóstoles para su cuidado y uso en el futuro. Nada debía desperdiciarse. Con estos siete canastos los apóstoles deben alimentar a todos los que desean recibirlo, aún hasta el fin de los tiempos.
Sabemos que no todo lo que Jesucristo dijo e hizo fue grabado en las Sagradas Escrituras. Sólo fue escrito lo que fue necesario para lograr el objetivo deseado. Hay mucho más, y esto se nos ha trasmitido a través de la Tradición. Esta tradición se nos trasmite a través de los verdaderos sucesores de los apóstoles, quienes en turno son guiados y protegidos por el Espíritu Santo.
Cada obispo, al momento de ser consagrado jura proteger y guardar todas las enseñanzas de la Iglesia Católica. Recibe y debe cuidar los canastos de la palabra de Dios a él encomendada. No debe solamente mantenerla inviolable sino que además debe distribuirlo entre todos aquellos que Dios ha puesto bajo su cuidado. Debe acusar y condenar a todos aquellos que abusen o nieguen lo que ha sido fielmente puesto para su cuidado.
Quienes niegan la Tradición como fuente de revelación se han separado en esencia de la misma palabra de Dios que pretenden honrar. La ironía es repugnante cuando comprendemos su tonta hipocresía. Al declarar que se mantienen sólo por la palabra de Dios rehúsan recibir las mismas palabras de Dios que ha encomendado a su autoridad viva y visible.
Estos protestantes insidiosos entraron a la Iglesia en Roma, de manera clandestina y declaran su existencia en la superficie del falso “concilio Vaticano II” e hicieron los arreglos necesarios para manipular a quienes parecían ser los guardianes de los canastos de la verdadera palabra de Dios, para abandonar la tradición y casar a los sacramentos con una nueva forma, la Misa y cada aspecto de la Fe y que fue fielmente a ellos encomendada.
El pastor fue golpeado y las ovejas se dispersaron y el caos reino, mientras que la nueva libertad y la opción de elegir seguir la tradición, leyes y reglas fue implementada a través de todo el mundo en esta nueva religión conocida como Novus Ordo (Nuevo Orden).
Sólo una autoridad de alto rango ha sido reconocido por haber sido fiel a sus votos y denunciar todo lo que se estaba realizando, quienes lo estaban promoviendo y formaban parte de eso.
Concluyamos con una cita parcial de lo que este instrumento de Dios declaró:
Por encima de todo este desorden, que ofende a Dios, existe un número de elementos que constituyen un objeto de reproche para Dios. Por ejemplo, en las ordenaciones sacerdotales, consagraciones episcopales, en el sacramento de la Confirmación y extremaunción.
Además de estas cosas, estos “sacerdotes” mencionados en líneas anteriores profesan:

1.- El modernismo
2.- Un falso ecumenismo
3.- Culto al Hombre
4.- Indiferencia religiosa
5.- Rechazar condenar y excomulgar a los herejes

Por esta razón en mi capacidad como Obispo de la Iglesia católica, juzgo que la Sede Apostólica está vacante y que es mi obligación como Obispo hacer todo lo que este bajo mi poder para asegurar la continuación de la Iglesia católica para la salvación eterna de las almas.
Múnich 25 de Febrero de 1982
Pedro Martin Ngo Dinh Thuc
Arzobispo.